(AZprensa, Editorial) Hoy llegó la grúa del Ayuntamiento a
mi barrio y se llevó el kiosco de prensa que ya llevaba varios años abandonado.
Poco a poco, los esqueletos de esos pequeños y florecientes negocios de antaño
van desapareciendo de nuestra vista. Y es que ya nadie compra periódicos.
¿Quién va a querer leer las noticias que sucedieron ayer cuando ya las han
visto varias veces en la tele? ¿De qué te va a informar un periódico si a los
dos segundos de producirse cualquier noticia en el mundo ya la tienes –segundo
a segundo actualizada- en Internet?
Y esa es otra; porque hace unos años para leer y ver las
noticias en Internet tenías que estar en tu casa o en la oficina, pero ahora ya
no hace falta, cualquier dispositivo móvil tiene acceso a la Red. Así vamos
todos como zombis, caminando por la calle sin mirar a nada ni a nadie,
ensimismados en lo que buscamos y vemos en la pequeña pantalla de nuestro
móvil.
¿Para qué sirve hoy un periódico? ¿No resulta más cómodo
sentarte cómodamente en tu sofá y buscar lo que quieras en la tablet? Allí
tienes -¡y gratis!- toda la prensa del mundo. Y encima hasta te traduce –aunque
sea de forma chapucera- cualquier periódico extranjero.
Hace unos años escribí en plan de broma algunas utilidades
de los periódicos, como por ejemplo, envolver el bocadillo. Pero ni siquiera
esos usos aguantan el paso del tiempo y del progreso. Si tienes papel de
aluminio ¿para qué quieres un periódico?
Dicen los románticos que el olor y el tacto del papel es agradable,
pero debemos reconocer que también es agradable el tacto y el olor de una buena
funda para tu tablet.
¡Qué atrás han quedado aquellos tiempos del ABC, Ya y
Arriba, por la mañana y el Madrid, Informaciones, El Alcázar y Pueblo, por las
tardes! ¡Qué atrás han quedado aquellos lunes donde sólo se podía comprar la
Hoja del Lunes! ¡Qué atrás han quedado los “tiempos del cambio” cuando salió el
Diario SP (el primer diario que introdujo el color en sus páginas) y después el
Diario 16.
Para qué seguir... el periódico de papel ya es cosa del
pasado aunque –incomprensiblemente- muchos editores no se dan cuenta de esto y
siguen publicando sus diarios con noticias del día anterior como antaño. La
prensa en papel no ha sido capaz de reinventarse y así le ha ido, inmersa en
pleno proceso de extinción.
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