(AZprensa, Editorial) Todos los medios de comunicación se
han hecho eco del anuncio hecho ayer por la NASA relativo al descubrimiento de
siete planetas habitables en otro sistema solar. Un descubrimiento que, a la
hora de la verdad, no sirve para nada salvo para satisfacer la curiosidad... a
un precio astronómico (nunca mejor empleado este término) ya que son muchos los
millones de dólares que se están dedicando a descubrir planetas en otros
sistemas solares. Pero ¿qué utilidad puede tener eso?
Lo que ningún medio de comunicación está diciendo es lo que
se tardaría en llegar a uno de esos planetas, sólo citan que la NASA estima su
distancia en 40 millones de años luz. ¿Qué es eso? La luz viaja a 300.000 Km./s
pero como estamos más acostumbrados a medir la velocidad en Km./h diremos que
eso significa una velocidad de 1.080.000.000 Km./h, es decir, mil ochenta
millones de kilómetros por hora. Pues bien, ¿a qué velocidad podemos viajar por
el espacio? El récord lo tiene la sonda no tripulada, New Horizons, que viajó
hasta Plutón y ahora sigue su camino más allá. Esta sonda va a una velocidad de
58.536 Km./h.
Es decir, la máxima velocidad a la que hemos conseguido
enviar al espacio una pequeña nave es de 58.000 Km. y la velocidad que se
necesita para llegar a estos planetas en 40 años de viaje sería de más de un
millón de Km./h. Si consiguiésemos construir una nave capaz de llevar
tripulación hasta esos planetas, viajando a la misma velocidad que New Horizons
(la más alta conseguida hasta el momento) tardaríamos en llegar... 738.000
años. Habéis leído bien: setecientos treinta y ocho mil años. Aunque se
duplicase esa velocidad, se triplicase, se multiplicase por mil... da igual,
serían muchas generaciones las que tendrían que sucederse a bordo de esa nave
para conseguir, ¡quién sabe! llegar allí algún día.
Y aún hay más consideraciones a esta noticia: si no somos
capaces de instalar una base en la Luna; si aún no somos capaces de enviar una
nave tripulada a Marte (lo más que se habla es de enviar a partir del año 2.030
una nave no tripulada que prepare el camino a la posterior llegada del ser
humano), ¿de qué nos sirve conocer que haya planetas habitables a esa distancia
tan imposible de superar? Ni siquiera estamos capacitados para enviar una sonda
que aterrice y regrese con muestras del suelo de algunos satélites de nuestro
propio sistema solar que posiblemente alberguen algún tipo de vida como Europa,
Encélado, Titán, Ganímedes, etc. ¿Qué sentido tiene hablar (a ese coste
astronómico de millones de dólares) de posible vida en mundos tan lejanos?
Quizás sólo para que las agencias espaciales ganen notoriedad pública
(engañando al público al hacerle creer que esos destinos son alcanzables) y así
seguir recibiendo millones y más millones que aseguren sus puestos de trabajo,
tan bien remunerados, por cierto.
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