martes, 21 de febrero de 2017

Inventan un sensor que detecta el VIH sólo una semana después de la infección

(AZprensa) Ahora es posible detectar el VIH tan sólo una semana después de haber contraído la infección, gracias a un nuevo biosensor desarrollado por investigadores españoles. Los experimentos, realizados con suero humano, detectan el antígeno p24, una proteína presente en el virus del VIH-1, en unas concentraciones 100.000 veces inferiores a las que lo detectan los sistemas actuales. Además, el tiempo total del ensayo es de sólo cuatro horas y 45 minutos, por lo que los resultados clínicos se pueden obtener en el mismo día.

La infección aguda por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se define como el tiempo desde la adquisición del virus hasta la seroconversión, es decir, la aparición de anticuerpos detectables para el VIH en la sangre. “Esta nueva tecnología es capaz de detectar p24 en concentraciones hasta 100.000 veces inferiores que la última generación de inmunoensayos aprobados y 100 veces inferiores que los métodos de detección en sangre de ARN viral. Esto reduce la fase indetectable después de la infección a solo una semana”, señala la investigadora del CSIC Priscila Kosaka, del Instituto de Microelectrónica de Madrid.

La duración de la etapa entre el contagio y la seroconversión es de aproximadamente cuatro semanas, por lo que la detección temprana del VIH es crucial para la mejora de la salud del individuo. “El potencial de infectividad del VIH en la primera etapa del contagio es mucho mayor que en etapas posteriores. Por tanto, el inicio de la terapia antirretroviral antes de la seroconversión mejora el control inmunológico”, añade la investigadora.

Esta tecnología, patentada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), está siendo aplicada también para la detección precoz de algunos tipos de cáncer. “El chip en sí mismo, la parte física, es el mismo para las pruebas de VIH que para la de los biomarcadores de cáncer. Lo que cambia es la parte química, la solución que colocamos para que reaccione según lo que estamos buscando. Por eso, nuestro trabajo fundamental se centra en desarrollar aplicaciones para esta nueva tecnología”, señala el investigador del CSIC Javier Tamayo, que trabaja en el Instituto de Microelectrónica de Madrid.  Además, “el biosensor usa estructuras que se fabrican con tecnologías bien establecidas en microelectrónica, lo cual permite su producción a gran escala y a bajo coste. Esto unido a su simplicidad lo podrían convertir en un buen candidato para ser usado en países en vías de desarrollo”, añade.

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