(AZprensa) En el tratamiento de un paciente
con osteoporosis, evitar la aparición de fracturas se convierte en el objetivo
fundamental, puesto que constituye la complicación más grave asociada a esta
enfermedad. No obstante, aunque a día de hoy se cuenta con un arsenal
terapéutico eficaz para evitar la aparición de fracturas, el principal problema
sigue siendo el cumplimiento terapéutico: “Aproximadamente, un 50% de los
pacientes abandonan el tratamiento antes de terminar el primer año y esto viene
determinado por la ausencia de un procedimiento de uso fácil para valorar su
efecto, como sucede en los pacientes hipertensos con el descenso de la tensión
arterial con el tratamiento”, ha declarado el Dr. José Luis Pérez Castrillón,
coordinador del Grupo de Osteoporosis de la Sociedad Española de Medicina
Interna (SEMI).
Por este motivo, actualmente se están
buscando otros objetivos a través de marcadores subrogados —principalmente
densitométricos— más a corto plazo, que permitan que el paciente observe datos
fidedignos. De este modo, se facilitaría la adhesión al tratamiento, el médico
podría valorar la evolución del paciente y se podría establecer un plan
terapéutico adecuado.
Tal como afirma este especialista, la
osteoporosis es una enfermedad crónica, potencialmente grave —responsable de un
elevado número de hospitalizaciones por sus complicaciones—, de elevada
prevalencia, alto coste económico y social y, hasta que aparecen las fracturas,
es clínicamente asintomática; por lo que “es importante identificar en la fase
inicial, factores de riesgo que permitan indicar una densitometría y proceder a
su diagnóstico y tratamiento”. Si los pacientes pudieran comprobar fácilmente
la mejora que les brinda el tratamiento, el cumplimiento del mismo (y por lo
tanto su beneficio) sería mayor.
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