(AZprensa)
Esa afirmación de que la visión que tenemos del color no es la misma entre
hombres y mujeres está respaldada por varios estudios científicos que apoyan
que la mujer es mejor percibiendo colores y el hombre percibiendo movimientos.
Tanto
interés ha despertado el tema del color y su percepción, que hasta los más
ilustres hombres de la Historia (Platón, Aristóteles, Leonardo, Newton…)
desarrollaron sus teorías del color, complementarias y perfeccionadas unas,
divergentes entre sí otras. En la actualidad, no solo sabemos de la relación
entre el color y la luz, sino que también conocemos los receptores específicos
cerebrales.
El
análisis específico de la percepción del color sugiere que las apariencias de
color están determinadas por las conexiones de las neuronas del tálamo a las
neuronas individuales en la corteza visual primaria. Esta convergencia es
guiada por la corteza durante la embriogénesis. Así, la testosterona jugaría un
papel importante, ya que de alguna manera conduce a conectividades diferentes
para hombres y mujeres: la apariencia del color requiere una recombinación y
reponderación de las entradas neuronales del tálamo a la corteza, que depende
del sexo del participante. Además, los colores presentan unas longitudes de
onda más largas cuanto más cálidos sean y el espectro visible requiere una
longitud de onda más larga en los hombres que en las mujeres para percibir el
mismo tono.
Por
ello, lo que parecía un tópico para hacer todo tipo de chistes y bromas, tiene
una base científica que demuestra cómo las mujeres diferencian más colores que
los hombres. A modo de ejemplo: los colores topo, gris marengo y azul pavo real
sí que existen, aunque sólo el cerebro de las mujeres es capaz de percibirlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario