(AZprensa) El pediatra Alvaro González de Aledo y uno de
sus pacientes, Javier Brizuela, que tuvo leucemia desde los 8 años, han
presentado en el Colegio de Médicos de Cantabria el libro “Dibucartas al
grumetillo”.
Desde hace 15 años Alvaro organiza en Santander la
actividad de vela solidaria Carpe Diem en la que un grupo de médicos,
enfermeras y capitanes enseñan a disfrutar del mar y del deporte de la vela a
los niños del Servicio de Hematología y Oncología de Valdecilla, a los que
familiarmente llaman los grumetillos. Durante los ingresos de Javier, Álvaro le
escribía “dibucartas” en las que las letras empiezan a girarse o cambiar de
tamaño para ir construyendo un dibujo.
Desde las primeras dibucartas surgió la idea de
agruparlas en dos ejércitos. Uno sería el de los buenos, que intentaría ayudar
a Javier a superar el duro trance en que se encontraba. Les llamaron Los
Dibugruminados porque estaría constituido por héroes buenos de los dibujos
animados y contaría con la ayuda de todos los grumetillos de vela.
El otro sería el de los malos. Les llamaron Los
Desnarizados porque casi todos estarían dibujados sin nariz, sustituida por un
signo de interrogación. Se debe a que, en uno de los primeros ingresos, Javier
tuvo una reacción alérgica a uno de los medicamentos que se manifestó por una
crisis de asma, que le hizo vivir la angustia de encontrarse sin poder
respirar. Quisieron que todos los malos pasasen por lo mismo.
En el libro se recoge la historia de esta lucha desigual,
inventada y escrita por Javier durante sus ingresos y su estancia en la
burbuja, y se reproducen las dibucartas. No es un libro sólo para niños, que
son, obviamente, su principal destinatario. También está dirigido a sus padres,
porque tendrán que ayudarles a descifrar las dibucartas, y porque tienen que
comprender que hasta en los momentos más difíciles es posible tomar distancia y
desdramatizar las situaciones.
En el caso del cáncer pediátrico, pensando que a pesar de
la crueldad del diagnóstico y de los años de duros tratamientos, la mayoría se
curan y tarde o temprano llegará el momento en que todo esto será sólo un mal
recuerdo. Y a esa esperanza optimista hay que agarrarse para que no sucumba la
pareja y toda la familia en el proceso.
Por último, la publicación también se dirige a los
sanitarios, para que comprendan que nuestra labor terapéutica debe ir más allá
de aplicar los mejores tratamientos y debe incluir todos los aspectos de la
vida del niño, desde su estancia en el hospital, su escolarización y su tiempo
libre.
Los beneficios íntegros del libro, de los autores y de la
editorial ExLibric, se destinarán a la lucha contra el cáncer pediátrico.
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