(AZprensa) La glándula tiroides es vital para controlar
las funciones de todos los órganos de nuestro cuerpo, pero es una gran
desconocida para la población general que apenas saben de ella poco más que el
nombre. Divulgar el conocimiento sobre la misma y alentar a la detección
temprana es especialmente importante ya que, debido a la similitud de los
síntomas con otras enfermedades, muchos de los afectados no son conscientes de
que viven con alguna alteración, pese a que aproximadamente el 10% de la
población padece enfermedades que afectan a la función tiroidea.
El tiroides es una glándula con forma de mariposa,
ubicada en la base del cuello, debajo de la nuez y delante de la tráquea. La
glándula tiroides sintetiza, almacena y libera las hormonas tiroideas, que
resultan vitales para el desarrollo del sistema nervioso, regulan el
metabolismo y son necesarias para controlar las funciones de todos los órganos
del cuerpo. Entre muchas de las funciones que tiene esta glándula está
controlar las funciones cardiaca, muscular, ósea y hepática. Además, el
correcto funcionamiento de la glándula tiroides es especialmente importante en
el desarrollo del embarazo. Durante la gestación, la glándula tiroidea
incrementa la producción de hormonas en un 40-100% para cubrir las necesidades
maternas y fetales.
Por esta razón, se podría decir que la glándula tiroides
es el origen de muchos desajustes en la salud. Si su actividad disminuye, se
produce una cantidad insuficiente de hormona tiroidea, provocando lo que
conocemos como hipotiroidismo. Por otro lado, si la actividad de la glándula es
elevada y se produce demasiada hormona, se trataría de hipertiroidismo. Aunque
el hipotiroidismo y el hipertiroidismo son las alteraciones más comunes,
existen otras como el bocio, la existencia de nódulos y el cáncer de tiroides
que, como apunta la Dra. Elena Navarro González, especialista en Endocrinología
y Nutrición en el Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla) y
coordinadora del área de tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y
Nutrición, “son un motivo frecuente de consulta; en concreto, se calcula que un
4-8% de la población tiene nódulos en el tiroides”. Añade, además, que “el reto
en cualquier enfermedad es realizar un diagnóstico lo más precoz posible para
evitar la aparición o el empeoramiento de la sintomatología que ocasiona. Con
respecto a la función tiroidea, el diagnóstico está bastante asentado, puesto
que la determinación de hormonas tiroideas se realiza ante cualquier sospecha
clínica”.
Aunque el hipotiroidismo se presenta con mayor frecuencia
entre las mujeres (1 de cada 8 desarrollará problemas de tiroides en su vida,
según la Asociación Americana de Tiroides), los síntomas clínicos del
hipotiroidismo son similares en ambos sexos, y se presentan de una forma lenta,
insidiosa y progresiva. “Los síntomas que pueden orientar al diagnóstico de
hipotiroidismo son cansancio, intolerancia al frío, piel seca o amarillenta,
uñas quebradizas, caída del cabello, voz ronca, lentitud mental y pérdida de
memoria, entre otras”, ha puntualizado la doctora. En cuanto al hipertiroidismo, “los síntomas
suelen tener un inicio más abrupto y rápido, y se muestran a través de la
aceleración del pulso, sudoración, cansancio, debilidad muscular o pérdida de
peso”.
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