(AZprensa) La leche y los productos lácteos forman parte
de la dieta humana desde hace miles de años y desde hace mucho tiempo viene
siendo objeto de investigación continua para dilucidar la relación entre su
consumo y la salud humana.
Pero es importante aclarar que “el valor nutricional de
la leche es superior al de la suma de todos sus componentes, lo que se explica
por su particular equilibrio de nutrientes”, tal como ha expuesto en el Colegio
de Médicos de Cantabria, Ángel Gil, miembro del departamento de Bioquímica y
Biología Molecular, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos,
Centro de Investigación Biomédica, de la Universidad de Granada.
La leche es considera un “alimento básico y equilibrado,
que proporciona un elevado contenido de nutrientes en relación al contenido
calórico, es decir, una excelente densidad nutricional. El valor nutricional de
la leche es superior al de la suma de todos sus componentes, lo que se explica
por su particular equilibrio de nutrientes”.
En este sentido destaca que la leche aporta proteínas de
alto valor biológico e hidratos de carbono, “fundamentalmente en forma de
lactosa, además de grasas, calcio, magnesio, fósforo, zinc y otros minerales,
así como vitaminas del complejo B y vitaminas A y D, todos ellos con
importantes funciones en el organismo”.
Pero además, la leche tratada industrialmente, “ha
supuesto un gran avance en la nutrición humana, especialmente desde el punto de
vista de seguridad alimentaria, al evitar las infecciones por microorganismos
patogénicos, y desde el punto de vista nutricional, ya que el consumo regular
en numerosos países ha servido de vehículo de nutrientes de elevada calidad
biológica y, además, de manera confortable y asequible”.
En definitiva, el consumo de la leche es “apropiado para
todas las edades, ya que la evidencia científica actual así lo indica”. Prueba
de ello es, por ejemplo, el estudio PURE
(Prospective Urban Rural Epidemiology), que incluye más de ciento treinta mil
sujetos de edad entre 35-70 años de 21 países en cinco continentes, el cual
concluye que el consumo de lácteos se asocia a un menor riesgo de mortalidad y
de eventos cardiovasculares tales como enfermedad coronaria, infarto, fallo
cardiaco e ictus.
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