(AZprensa) La alimentación no se basa en nutrientes ni en
alimentos aislados sino en complejas mezclas de unos y otros que forman parte
de un patrón alimentario concreto, concepto que se ha señalado como el más
pertinente para evaluar las asociaciones entre nutrición y salud o enfermedad.
Esta es una de las principales aportaciones que se incluyen en un documento
publicado recientemente por SEA/SEMERGEN (Sociedad Española de Arteriosclerosis
y Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria). En él se detallan evidencias
útiles que sirven de herramienta a los profesionales de la salud para ayudar a
sus pacientes, partiendo del concepto de que las recomendaciones saludables
deben ser las mismas para el control de cualquier factor de riesgo y para la
prevención primaria y secundaria de las enfermedades cardiovasculares.
Como se resalta en este documento, es fundamental hacer
hincapié en el consumo de alimentos, más que en el de nutrientes, y sobre todo
en el de los patrones alimentarios más importantes para la prevención
cardiovascular. Este concepto se ha afianzado en los últimos años como modelo
para examinar la relación entre
nutrición y salud; como destaca el Dr. Vicente Pascual Fuster, “la unidad
nutricional básica de la dieta no son los nutrientes (por ejemplo: las grasas),
sino los alimentos que los contienen (aceite de oliva virgen, cacao, frutas y
verduras,...), ya que en sus matrices existen multitud de componentes capaces
de interaccionar de modo sinérgico o antagónico sobre vías metabólicas
determinantes para la salud”.
Hay una fuerte evidencia de que los patrones alimentarios
de base vegetal, con un alto contenido en fibra, potasio y ácidos grasos
insaturados, son beneficiosos y reducen la expresión de los factores de riesgo
cardiovascular. Por el contrario, como informa el Dr. Vicente Pascual Fuster,
“la dieta baja en grasas está actualmente en entredicho por su escaso potencial
de protección cardiovascular”.
En relación a las grasas comestibles, “el aceite de oliva
virgen es la grasa culinaria más eficaz en la prevención de las enfermedades
cardiovasculares”, confirma este experto. Otros alimentos que deben ser
incluidos en un patrón saludable, según recomienda, son “los frutos secos, las
legumbres y los cereales integrales; además, el consumo de pescado o marisco al
menos 3 veces por semana, dos de ellas en forma de pescado azul, reduce el
riesgo cardiovascular”, apunta Vicente Pascual Fuster, quien aconseja “primar
la utilización de alimentos frescos, no recurriendo a los procesados, e
intentando conservar nuestra cocina tradicional presente en el patrón dietético
mediterráneo”.
Y es que, como advierten los expertos, los hábitos
alimentarios en la población española durante las últimas décadas están siendo
modificados, separándose del patrón alimentario tradicional y adquiriendo
costumbres foráneas más propias de países anglosajones, circunstancia que se
hace más evidente entre la población infantil y juvenil. “Existe un aumento del
número de comidas realizadas fuera del hogar o, si se preparan en él, se prima
la inmediatez y los platos procesados de preparación rápida, en contraposición
con el guiso tradicional que requería más tiempo en su elaboración pero
aportaba, además de una excelente palatabilidad, una mayor riqueza en
nutrientes cardiosaludables”, indica este experto.
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