(AZprensa) Numerosos especialistas se han dado cita en
una reunión titulada “Reducción del daño en tabaquismo”. ¿Quién patrocinaba (es
decir: pagaba) esta reunión? Pues una compañía de tabacos: Philip Morris. Por
consiguiente no cabía esperar que las conclusiones de estos especialistas
abogasen por la supresión del tabaco sino que, conscientes de que el tabaco
mata, buscasen alternativas para que las tabaqueras pudiesen seguir haciendo
negocio… pero matando menos.
Juzguen ustedes mismos algunas de las declaraciones de
estos especialistas…
El Dr. Josep Maria Ramon Torrell, jefe de la Unidad de
Tabaquismo del Hospital Universitari de Bellvitge (Barcelona), puntualizó que
el humo del tabaco y las sustancias tóxicas presentes en él son las que provocan
la enfermedad en sí misma, no la nicotina. Abría así la puerta a otras formas
de fumar que causen menos daño, en vez de luchar contra todo aquello que resulta
perjudicial para la salud… Pero es que allí estaban presentes los
representantes de Philip Morris que tan generosamente habían corrido con los
gastos de la reunión.
El Dr. José Miguel Rodríguez González-Moro, jefe del
Servicio de Neumología del Hospital Príncipe de Asturias (Alcalá de Henares, Madrid),
daba un paso más y decía que “los tratamientos disponibles actualmente para
tratar a los pacientes que fuman no siempre funcionan. Por ello, resulta
fundamental contemplar otras alternativas —como el tabaco sin combustión o el
cigarrillo electrónico— que, si bien no están exentas de riesgo, pueden
contribuir a reducir el daño ocasionado por el cigarrillo tradicional”.
El Dr. Miguel de la Guardia, catedrático de Química
Analítica de la Universidad de Valencia, reconocía los efectos nocivos de la
nicotina y de los componentes del humo del tabaco, y explicaba que la
combustión del tabaco genera monóxido de carbono, amoníaco y compuestos
orgánicos volátiles, algunos de ellos extremadamente cancerígenos. Pero –como por
allí estaban los de Philip Morris- añadía que “tal y como revelan los
resultados de mis investigaciones, las nuevas alternativas al tabaco de
combustión suponen una enorme reducción de la exposición a agentes nocivos;
siendo el tabaco calentado el que genera menos emisiones y afecta en menor
medida a consumidores activos y pasivos”.
Los responsables de las tabaqueras respiraban aliviados
al comprobar cómo los “científicos” les recomendaban dirigir su negocio hacia alternativas
“menos dañinas” como el cigarrillo electrónico o el tabaco calentado.
Y no se cortaba un pelo el Prof. Santiago Grisolía,
fundador y secretario de la FVEA e impulsor de los Premios Rei Jaume I al declarar:
“Resulta fundamental explorar nuevas opciones que, sin estar exentas de riesgo,
puedan contribuir a detener las muertes asociadas al tabaquismo que, cada año,
se cobran la vida de 52.000 personas en nuestro país”.
Es decir, si el tabaco mata cada año en España a 52.000
personas ¿no sería mejor emprender todo tipo de acciones para que la gente se
desenganchase de este vicio mortal antes que invitar a las tabaqueras a que
desarrollen alternativas “menos dañinas”? Pero, claro, los gastos de asistencia
y desarrollo de tan agradable reunión habían sido pagados por Philip Morris.
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