lunes, 20 de mayo de 2019

La industria del tabaco te quiere matar un poco menos


(AZprensa) Numerosos especialistas se han dado cita en una reunión titulada “Reducción del daño en tabaquismo”. ¿Quién patrocinaba (es decir: pagaba) esta reunión? Pues una compañía de tabacos: Philip Morris. Por consiguiente no cabía esperar que las conclusiones de estos especialistas abogasen por la supresión del tabaco sino que, conscientes de que el tabaco mata, buscasen alternativas para que las tabaqueras pudiesen seguir haciendo negocio… pero matando menos.

Juzguen ustedes mismos algunas de las declaraciones de estos especialistas…

El Dr. Josep Maria Ramon Torrell, jefe de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Universitari de Bellvitge (Barcelona), puntualizó que el humo del tabaco y las sustancias tóxicas presentes en él son las que provocan la enfermedad en sí misma, no la nicotina. Abría así la puerta a otras formas de fumar que causen menos daño, en vez de luchar contra todo aquello que resulta perjudicial para la salud… Pero es que allí estaban presentes los representantes de Philip Morris que tan generosamente habían corrido con los gastos de la reunión.

El Dr. José Miguel Rodríguez González-Moro, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Príncipe de Asturias (Alcalá de Henares, Madrid), daba un paso más y decía que “los tratamientos disponibles actualmente para tratar a los pacientes que fuman no siempre funcionan. Por ello, resulta fundamental contemplar otras alternativas —como el tabaco sin combustión o el cigarrillo electrónico— que, si bien no están exentas de riesgo, pueden contribuir a reducir el daño ocasionado por el cigarrillo tradicional”.

El Dr. Miguel de la Guardia, catedrático de Química Analítica de la Universidad de Valencia, reconocía los efectos nocivos de la nicotina y de los componentes del humo del tabaco, y explicaba que la combustión del tabaco genera monóxido de carbono, amoníaco y compuestos orgánicos volátiles, algunos de ellos extremadamente cancerígenos. Pero –como por allí estaban los de Philip Morris- añadía que “tal y como revelan los resultados de mis investigaciones, las nuevas alternativas al tabaco de combustión suponen una enorme reducción de la exposición a agentes nocivos; siendo el tabaco calentado el que genera menos emisiones y afecta en menor medida a consumidores activos y pasivos”.

Los responsables de las tabaqueras respiraban aliviados al comprobar cómo los “científicos” les recomendaban dirigir su negocio hacia alternativas “menos dañinas” como el cigarrillo electrónico o el tabaco calentado.

Y no se cortaba un pelo el Prof. Santiago Grisolía, fundador y secretario de la FVEA e impulsor de los Premios Rei Jaume I al declarar: “Resulta fundamental explorar nuevas opciones que, sin estar exentas de riesgo, puedan contribuir a detener las muertes asociadas al tabaquismo que, cada año, se cobran la vida de 52.000 personas en nuestro país”.

Es decir, si el tabaco mata cada año en España a 52.000 personas ¿no sería mejor emprender todo tipo de acciones para que la gente se desenganchase de este vicio mortal antes que invitar a las tabaqueras a que desarrollen alternativas “menos dañinas”? Pero, claro, los gastos de asistencia y desarrollo de tan agradable reunión habían sido pagados por Philip Morris.

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