viernes, 24 de mayo de 2019

Nuestros sentidos no son de fiar


(AZprensa) Hay miles de ejemplos -como la imagen adjunta- que nos demuestran cómo nos engañan los sentidos. Es común la frase "lo he visto con mis propios ojos" y sin embargo la vista nos engaña. Mira la imagen que acompaña este post: parece que se mueve, y sin embargo es una imagen fija; pero no sólo es la vista quien nos engaña, también lo hacen los demás sentidos.Nada es lo que parece... ni siquiera cuando nuestros sentidos nos lo dicen.

El oído nos engaña:

No es muy frecuente encontrar ilusiones acústicas, pero aquí tienes una: la escala Sephard (si escribes esto en Google encontrarás mogollón de información al respecto). La descubrió el psicólogo Roger Shepard y se trata de un mismo tono musical que se repite a intervalos; sin embargo nuestro oído (mas bien nuestro cerebro) lo interpreta como si dichos tonos fuesen subiendo. Aquí tienes un enlace de Youtube donde puedes escucharlo. Sí, escúchalo varias veces y creerás firmemente que se trata de una escala ascendente aunque se trata de un mismo tono repetido igual una y otra vez. Puedes oírlo cuantas veces quieras y te sentirás igual de engañado por tus sentido. Si quieres comprobar que es el mismo tono, dale a la pausa después de escucharlo, y al cabo de un instante dale al play y tras escucharlo de  nuevo la pausa. Así comprobarás que es el mismo tono aunque al escucharlo sin pausas escuchas algo que no existe.

El olfato nos engaña:

Realmente el olfato es el sentido más fácil de engañar. Puedes comprobarlo entrando en una habitación en la que haya un olor fuerte cualquiera. Al cabo de unos instantes, dicho olor desaparecerá. Sin embargo el olor no desaparece, es solo una ilusión, lo que sucede es que las células nerviosas del sistema olfativo se saturan y dejan de enviar las señales al cerebro. Más fácil aún, puedes oler una flor o un perfume, al cabo de un rato con la nariz pegada al mismo, dejarás de olerlo aunque dicho olor sigue allí igual de presente que al principio.

El gusto nos engaña:

También el gusto nos engaña. Por ejemplo: ¿has tomado alguna vez un helado con sabor a vainilla?

Pues te aseguro que no. ¿Cómo que no? Muy sencillo: la vainilla no es un sabor sino un olor, pero nuestros sentidos nos engañan y nos hacen percibirlo como un sabor.

El tacto nos engaña:

Si vista, oído, olfato y gusto nos engañan ¿cómo no iba a hacerlo el tacto? La cosa es bien sencilla, si tocas la superficie de cualquier cosa (solo un poco para que el detalle de su forma no lo descubra) sin que a su vez estén presentes los otros cuatro sentidos, es decir sólo con el tacto, comprobarás que realmente te resulta difícil acertar de qué objeto se trata.


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