(AZprensa) Si preguntamos que a quién le dieron el Premio
Nobel por la penicilina, la mayoría responderá que dicho premio fue para
Fleming. Sin embargo están equivocados, al menos, parcialmente equivocados para
ser más exactos.
En efecto, todos atribuyen el mérito del descubrimiento
de la penicilina a Alexander Fleming, pero el mérito no fue solo suyo y, de
hecho, cuando se concedió el Premio Nobel con este motivo no se concedió sólo a
Fleming sino que fue un premio compartido también por otros dos científicos,
Ernst Boris Chain y H.W. Florey. Para ser más precisos hay que aclarar que el
nombre “penicilina” se lo puso Chain, y quien confirmó sus efectos antibióticos
fue Florey.
Como curiosidad sobre aquellos primeros años de
fabricación y utilización de la penicilina, podemos señalar que las botellas de
leche vacías se utilizaban para cultivar este antibiótico, y es que aquellos
eran unos años de escasez de todo por culpa de la guerra. La necesidad y la
imaginación hizo que esas botellas de vidrio sirvieran para tan noble fin,
introduciendo algodón en rama en las mismas y almacenándolas inclinadas para
que la superficie de fermentación fuese mayor.
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