miércoles, 1 de enero de 2020

Encuentran el asteroide que causó la extinción de los dinosaurios


(AZprensa) Hoy en día hay alrededor de 200 cráteres de impacto conocidos en la superficie de la Tierra. Algunos están muy bien conservados e incluso son claramente visibles, como el cráter Barringer en Arizona (Estados Unidos) de unos 1.200 metros de diámetro, mientras que otros son detectados sólo por los ojos entrenados de geólogos y geofísicos especializados. El más importante de todos ellos es el cráter Chicxulub, situado en la península de Yucatán (México). Sin embargo, a pesar su enorme tamaño, 200 kilómetros, no ofrece a simple vista nada espectacular para un visitante. El cráter está enterrado bajo cientos de metros de sedimentos que se han acumulado a través de los millones de años que han pasado desde que se formó, hace unos 65 millones de años. Ha habido muchos grandes impactos en la Tierra a lo largo de su historia, pero Chicxulub es el único conocido por haber causado una de las cinco grandes extinciones masivas de la vida en el planeta. Cuando el asteroide chocó contra la Tierra, el impacto provocó incendios forestales, desencadenó un tsunami y expulsó tanto azufre a la atmósfera que bloqueó la luz del Sol, lo que causó un enfriamiento global que condujo finalmente a la extinción de los dinosaurios.

Así lo confirma un estudio liderado por el Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas (Estados Unidos) con la participación del Centro de Astrobiología, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los investigadores estiman que el asteroide impactó con una potencia equivalente a la de diez mil millones de bombas atómicas como la de Hiroshima. La explosión carbonizó toda la vegetación situada a miles de kilómetros a la redonda del impacto y desencadenó un enorme tsunami que llegó hasta el interior de Norteamérica, a más de 2.000 kilómetros de distancia.

En un solo día se depositaron alrededor de 130 metros de material, una tasa que se encuentra entre las más altas jamás encontradas en el registro geológico. Esta tasa vertiginosa de acumulación ha quedado registrada en las rocas, y ha permitido reconstruir los sucesos acaecidos en el medioambiente dentro y fuera del cráter en los minutos y horas después del impacto y hacerse una idea sobre los efectos a largo plazo del impacto, que, según los datos, acabó con el 75% de la vida presente entonces en el planeta.

El área que rodea el cráter de impacto está llena de rocas ricas en azufre, pero no se ha encontrado nada de azufre en el núcleo. Esto apoya la teoría de que el impacto del asteroide vaporizó los minerales ricos en azufre presentes en el lugar donde cayó y a continuación lo liberó a la atmósfera, que se volvió opaca a la luz solar. Esto causó profundos cambios en el clima de la Tierra, que sufrió un enfriamiento global. Los investigadores estiman que al menos 325 mil millones de toneladas métricas habrían sido liberadas a la atmósfera por el impacto. Esa cantidad es alrededor de diez mil veces superior a todo el azufre que fue expulsado a la atmósfera durante la erupción del volcán Krakatoa (Indonesia) en 1883, el cual provocó un descenso promedio de 2,2 grados en la temperatura de nuestro planeta durante cinco años.

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