sábado, 25 de enero de 2020

Las cabinas telefónicas ya forman parte de la arqueología

(AZprensa) Según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) el 88 por ciento de los españoles no ha utilizado nunca las cabinas telefónicas y la mayoría de los jóvenes no sabe ni siquiera qué es eso. Sin embargo, hace varias décadas todas las ciudades y pueblas de nuestra geografía contaban con numerosas cabinas telefónicas que además estaban situadas en los lugares estratégicos de las zonas más frecuentadas. Cuando no había Internet, ni existían los móviles, el acceso a estas cabinas suponía la única forma de poder contactar a distancia con otras personas. Precisamente por eso, por la irrupción de Internet y de los teléfonos móviles, hace ya 20 años que las cabinas entraron en declive y comenzaron a retirarse.

Hoy día sólo quedan en España 15.450 cabinas, muchas de ellas sin teléfono dentro o con dicho aparato estropeado. Se han convertido en objeto urbano poco menos que invisible ya que casi nadie las utiliza. Un dato lo confirma: sólo se hacen 6.180 llamadas al día, esto es, una llamada cada dos días y medio. Por el contrario, en la actualidad, se envía por WhatsApp 125 millones de mensajes al día y se hacen más de 100 llamadas telefónicas al día desde los teléfonos móviles.

Dentro de poco ya no quedará ninguna cabina telefónica visible y habrán pasado a formar parte del pasado; no sólo es su ínfima utilización sino que resulta más caro el mantenimiento que el ridículo beneficio que se obtiene con tan exiguas llamadas.



Sin embargo, por la importancia que tuvieron en su día, las cabinas telefónicas bien merecen un espacio preferente en nuestra memoria histórica, por su papel fundamental en el mundo de los negocios y por estrechar vínculos familiares. Por otra parte, y desde el punto de vista publicitario, las cabinas telefónicas fueron un soporte muy utilizado para acercar las campañas de publicidad a los ciudadanos, en unas ocasiones mediante la colocación de carteles y en otras –más creativas- integrando la publicidad en la propia cabina para que ambos (la publicidad y la propia cabina) formasen unitariamente parte del mismo mensaje publicitario, tal como podemos ver en las fotografías que acompañan este pequeño reportaje.

1 comentario:

Una Chica del montón dijo...

Cuanta verdad.. aun recuerdo en mi infancia con mi madre haciendo mas de una llamada telefónica por estas cabinas,que buenos recuerdos :)