miércoles, 26 de enero de 2022

Un error de traducción creó a los marcianos

(AZprensa) 
Los marcianos están presentes desde hace muchos años en la literatura, el cine y la cultura popular, pero ¿cómo surgió esta idea? Todo comenzó por culpa de un error de traducción. Esta es la historia…
 
En el año 1.863 el astrónomo italiano Prieto A. Secchi estaba observando Marte cuando distinguió en su superficie unas líneas que le parecieron accidentes naturales del terreno y las bautizó como “canali”.
 
Unos años más tarde, en 1877, el también astrónomo italiano Giovanni V. Schiaparelli las observó con mayor precisión, coincidiendo con su antecesor en que se trataba de accidentes naturales del terreno. Del estudio detallado de esas líneas elaboró un mapa y bautizó a cada una de ellas con el nombre de ríos bíblicos (como el Gehon o el Phison), de ríos mitológicos (como el Styx del reino de Hades) o de grandes ríos de nuestro planeta (como el Nilo o el Ganges).
 
Todo eso lo recogió en un artículo científico titulado “Osservazioni astronomiche e fisiche sull’asse di rotazione e sulla topografía del pianeta Marte” (“Observaciones astronómicas y físicas sobre el eje de rotación y la topografía del planeta Marte”), el cual tuvo una gran repercusión, pero nada comparado con la que consiguió cuando dicho artículo se tradujo al inglés.
 
Ahí estuvo el error: el traductor se equivocó al traducir la palabra italiana “canali”. Lo correcto hubiera sido traducirla por “channels” que se refiere a estructuras naturales, sin embargo eligió la palabra “canals” que hace referencia a una obra de ingeniería construida por el ser humano. Lógicamente, si ese estudio hacía referencia a “canales artificiales” era evidente que en Marte existía o había existido una civilización inteligente capaz de crear tan gigantescas obras que, por otra parte, tenían una indudable utilidad como era la de llevar el agua del deshielo de los polos del planeta hacia las zonas ecuatoriales y desérticas del mismo.
 
Con este caldo de cultivo, Marte, los marcianos y sus canales, se hicieron populares; más aún cuando entre 1905 y 1909 el estadounidense Percival Lowell hizo nuevas observaciones del planeta rojo y publicó dos libros que cosecharon un gran éxito. Por los títulos de aquellos libros podéis comprender cómo la idea de los marcianos se extendió rápidamente por toda la Tierra: “Mars and its Canals” (“Marte y sus canales”) y “Mars as the abode of life (“Marte como la morada de la vida”).
 
Marte y los marcianos pasaron a formar parte de la cultura popular y ya nada ni nadie pudo quitarlos de ahí, ni siquiera cuando el astrónomo greco-francés Eugène Michel Antoniadi, realizó observaciones mucho más detalladas, en 1909, de la superficie de ese planeta y no distinguió ninguno de esos “canales artificiales”. Y tan arraigada estaba la idea en la cultura popular que ni siquiera pudieron borrarla las sucesivas misiones de la NASA a Marte, desde la “Mariner 4”, que sobrevoló Marte y envió a la Tierra numerosas fotografías, ni las posteriores, incluyendo los robots que actualmente circulan por su superficie o las sondas que sobrevuelan el planeta desde hace años y envían a diario miles de fotografías.

Los marcianos forma parte integral de nuestra cultura y –como hemos visto- todo por culpa de un error de traducción. ¿Os habéis preguntado cuántas otras cosas que damos como hechos ciertos no habrán tenido su origen también en otros errores de traducción? La verdad es que da para pensar…
 




















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