(AZprensa) Los hábitos asociados al estilo de vida
actual, que conllevan un incremento considerable del uso de las pantallas de
ordenador, sumado a la época invernal en la que se pasa un mayor número de
horas en espacios cerrados con calefacción están contribuyendo a que las cifras
de la enfermedad del ojo seco aumenten. En España, más de 5 millones de personas
sufren ya esta patología, provocada por la falta o déficit de lágrima o por la
mala calidad de ésta. El invierno es, además, la etapa donde más se agudiza la
enfermedad, por lo que se aconseja prestar mayor atención a la salud ocular.
Según señaló el profesor José Manuel Benítez del
Castillo, catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid,
en el Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología, “hay estudios que
demuestran que los peores meses son de octubre a febrero, por eso en esta época
es necesario tener especial cuidado y seguir unas pautas que puedan ayudar a
aliviar los síntomas, así como un tratamiento adecuado”.
La enfermedad de ojo seco (EOS) es una patología común en
los ojos y una de las causas más frecuentes de visitas a la consulta del
oftalmólogo. Es una enfermedad que provoca irritación, sensación de arenilla y
quemazón, sensibilidad a la luz, sequedad, dolor y fatiga ocular. Estos síntomas dificultan la realización
de tareas cotidianas como leer, conducir, ver la TV o trabajar ante una
pantalla de ordenador. Además, la EOS de moderada a grave se asocia a una
reducción de la vitalidad, un mal estado de salud general y, con frecuencia,
depresión.
La prevalencia mundial de la enfermedad de ojo seco es de
hasta el 33% en algunas poblaciones, y entre el 5% y el 10% de las personas
padecen la enfermedad de moderada a intensa. Sin embargo, los expertos
consideran que los nuevos hábitos de vida están influyendo negativamente en los
síntomas y, por tanto, en la incidencia. Una situación que ha empeorado además
con la pandemia del Covid-19, puesto que hubo un incremento en la media de
horas de exposición a las pantallas.
Por otro lado, también influye el envejecimiento de la
población. Las enfermedades oculares como la enfermedad del ojo seco y sus
signos también aumentan con la edad. Por dicha razón, la prevalencia de la
enfermedad incrementa con el envejecimiento poblacional, que va unido al
aumento de enfermedades, como la diabetes, que están ligadas a la EOS.
Asimismo, las mujeres son uno de los grupos más vulnerables
ante estas patologías, y tal y como señala Benítez del Castillo, “tienen un
riesgo mayor de padecer la enfermedad del ojo seco”. En particular, el riesgo
se incrementa a partir del periodo de la menopausia cuando las mujeres
experimentan una reducción de las hormonas sexuales. El descenso de estas
hormonas produce alteraciones en el epitelio de la superficie ocular y en las
glándulas lagrimales.
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