(AZprensa) No sé si os habréis dado cuenta de un hecho sorprendente
en nuestra televisión (en todos los canales) y en general en cualquier medio de
comunicación: la radical transformación de los “debates”.
Hace años había en la televisión y en los más diversos foros
públicos eso que se llamaba “debates” sobre temas de interés, de actualidad o
polémicos. Se invitaba a varias personas, todas ellas conocedoras del tema pero
con puntos de vista completamente diferente unas de otras. Llegado el momento
del debate, el presentador iba concediendo los turnos de palabra y cada cual
–cuando llegaba su turno- explicaba su punto de vista. Después, una vez
escuchados todos, cada cual intentaba rebatir los argumentos de los demás a
base de argumentaciones que certificasen la veracidad de los suyos. Al final,
el presentador hacía un resumen de todo lo que se había expuesto y argumentado
allí y dejaba, siempre, que fuese el espectador quien sacase sus propias
conclusiones.
¡Qué diferencia! ¡Si hasta parece ciencia-ficción cuando
ahora lees el párrafo anterior! ¿Quieres que te refresque la memoria y te diga
cómo son los debates de hoy en día en cualquier televisión, foro o medio de
comunicación español? Atiende:
Se elige un tema sobre el cual se quiera imponer a la
población el pensamiento único. Se invita a varias personas (no tienen por qué
ser ni conocedores del tema ni expertos). Todos ellos tendrán la misma opinión
(diferenciada sólo con leves matices) sobre el tema objeto de debate. Cada cual
dará su opinión, que será la misma en todos los casos. Nadie rebatirá a los
demás, sino que simplemente apostillará “pues yo también…” o algo similar que
no haga sino reforzar la idea preconcebida. No habrá nadie que opine diferente,
ni que lleve la contraria, ni que argumente en contra. El presentador irá dando
el turno de palabra, el cual no respetarán sus invitados y lo habitual será que
hablen todos al mismo tiempo. Finalmente, el presentador resumirá que todos los
“expertos” invitados a ese “debate” están de acuerdo y por lo tanto esa es la
opinión que debemos asumir todos. Y por supuesto, esa opinión unánime de dichos
“expertos” coincidirá plenamente con lo que dictan a la población desde el
Gobierno.
Ahora compara. La descripción primera y esta última. ¿No
te habías dado cuenta que todo lo que hay ahora y que llaman “debates” no son
en realidad más que programas de “lavado de cerebro”. ¿Dónde está la
discrepancia? ¿Dónde está el contraste de opiniones? ¿Dónde están las
argumentaciones con fundamento realizadas por conocedores del tema?
Y un pequeño apunte al final. Alguna vez el presentador
comete la imprudencia de hacer en directo una conexión para que opine a
distancia otra persona que se supone sabe del tema, pero entonces esa persona
les sale rana y comienza a argumentar en contra de la idea que se quiere
imponer desde ese medio. ¿Qué sucede entonces? Haz memoria, seguro que lo has
vista más de una vez: El presentador corta la conexión y deja a ese invitado
con la palabra en la boca, lo descalifica y vuelve a dar la palabra a los
presentes para que insistan nuevamente en qué es lo que todos debemos creer.
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