lunes, 14 de septiembre de 2015

Cuando apreciar a los empleados era motivo de orgullo

(Diario El Inefable) Hace años, la revista “Science” encargaba periódicamente, a una firma de investigación independiente, una encuesta para determinar cuáles eran las empresas que cabía considerar como “Mejor empleador”, es decir, aquellas consideradas por sus lectores como compañías con mejor reputación como empleadores. Las respuestas eran analizadas por Senn Delany Culture Diagnostics and Measurement, utilizando un proceso matemático para asignar una puntuación única para calificar la reputación como empleador de unas 500 compañías internacionales, tomando en consideración más de 40 características o atributos específicos agrupados por distintas categorías.

De esta forma, cada compañía era calificada basándose, por ejemplo, en si los empleados eran tratados de forma respetuosa, si los valores laborales y culturales estaban en línea con los valores personales, etc. Hace diez años, la compañía farmacéutica AstraZéneca, ocupaba siempre uno de los primeros lugares en este peculiar ranking, eran los tiempos en que dicha compañía era la tercera a nivel mundial en ventas. Jan Kundberg, su vicepresidente ejecutivo de Investigación y Descubrimiento, reconocía públicamente entonces que “nos satisface ser reconocidos como una compañía que aprecia a sus empleados”. Eran, desde luego, otros tiempos.

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