(AZprensa)
“La enfermedad de Parkinson en una fase avanzada es altamente discapacitante y
exige un gran esfuerzo por parte de familiares, personal sanitario y soporte
social para intentar dar respuesta a las necesidades de estos pacientes.
Además, para el neurólogo, el tratamiento de estos pacientes es un auténtico
reto, probablemente es el más complejo de todas las enfermedades neurológicas,
ya que debe adaptarse a cada paciente en particular”, según ha explicado la Dra.
Sara Sánchez Valiente, neuróloga responsable de la Unidad de Trastornos del
Movimiento del Hospital Clínico Lozano Blesa, en el transcurso de la Jornada
sobre enfermedad de Parkinson organizada por la Asociación
Parkinson Aragón y el laboratorio AbbVie.
Se
estima, según los expertos, que de las 160.000 personas afectadas por la
enfermedad de Parkinson, una tercera parte de los pacientes reúnen criterios de
enfermedad de Parkinson avanzada. En cuanto a cómo afecta la enfermedad en una
fase avanzada, los expertos se refirieron a los síntomas motores, que son los
más conocidos (lentitud de movimientos, temblor, rigidez e inestabilidad
postural), pero también a la sintomatología no motora, que suele ser menos
conocida (trastornos del sueño, estreñimiento, problemas visuales,
respiratorios, urinarios, cognoscitivos y problemas psicológicos como depresión
-entre el 25 y el 70% de los afectados la manifiestan-, apatía, ansiedad o
irritabilidad), así como a la importancia de su identificación para una buena
preparación de la visita al neurólogo. Además, a medida que
avanza la enfermedad, estos síntomas dificultan cada vez más la calidad de vida
de las personas con párkinson, sus familias y cuidadores, lo que la convierten
en una patología muy compleja.
Para
mantener un mejor control de los síntomas, las personas afectadas por esta
enfermedad necesitan, además de un tratamiento farmacológico, unas terapias
rehabilitadoras específicas como logopedia, fisioterapia, musicoterapia,
natación terapéutica, que se van adaptando a sus necesidades en función de la
progresión de la enfermedad.
Por
todo ello, “el enfermo de párkinson como enfermo crónico, debe cambiar el
concepto de paciente pasivo a paciente activo y/o experto. Como principal
responsable de su salud, decide cuidarse y desarrollar sus potencialidades para
una mejor adaptación a la enfermedad. Tanto el enfermo como sus cuidadores si
están formados viven y enseñan a otros a vivir mejor la enfermedad”, resaltó Magdalena
Crespo Biel, trabajadora social de la Asociación Parkinson Aragón.
2 comentarios:
Me ha parecido muy interesante.y quisiera saber cómo atender a un enfermo de parquison avanzado
Puedes informarte en la Federación de Asociaciones de pacientes con Parkinson: http://www.esparkinson.es/asociaciones/
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