(AZprensa) Un
estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) ha descubierto que los colores de las plumas de las aves se
deben más a la forma con que vibran las moléculas de los pigmentos que a la
concentración de los mismos. El hallazgo, publicado en la revista “Integrative
Biology”, supone un cambio conceptual sobre el proceso físico que da lugar a la
coloración del plumaje de las aves.
“Hemos
descubierto que la vibración molecular del pigmento afecta de manera importante
a sus propiedades electrónicas de absorción de la luz, que es lo que percibimos
como cambios de color”, explica Ismael Galván, investigador en la Estación
Biológica de Doñana, del CSIC.
“Lo
que determina el color de cualquier sustancia es la manera en que sus moléculas
absorben la luz; pero las moléculas vibran, y esa vibración puede afectar a la
absorción de la luz”, explica Galván. “Eso se sabía en teoría, pero nunca se
había observado, y menos medido, sobre el color de los seres vivos”, añade.
Galván
ha colaborado con el químico físico Javier Cerezo, de la Universidad de Murcia,
para analizar los pigmentos de 47 especies de aves, con muestras obtenidas en
el Museo Nacional de Ciencias Naturales, en Madrid, y en el Instituto Islandés
de Historia Natural, en Reikiavik. Así han descubierto que las características
vibracionales de los pigmentos más comunes en animales, denominados melaninas,
tienen hasta nueve veces más peso a la hora de explicar las diferencias de
coloración entre cada especie, que la concentración de los pigmentos. Entre las
especies estudiadas están el cuervo, el mirlo, la garza real, la gaviota
argéntea, el gorrión común, el ruiseñor bastardo, la abubilla y la paloma.
El
hallazgo del efecto de la vibración molecular puede abrir una vía que facilite
el cambio evolutivo en el fenotipo, la apariencia, de los organismos.
(En
la imagen, un ejemplar de Zarapito trinador, una de las especies incluidas en
este estudio).
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