(AZprensa) Aunque en el año 2010 se prohibió la
utilización de CFC-11 al demostrarse que estos gases perjudicaban a la capa de
ozono, no todos los países han acatado esta prohibición y uno de ellos es
China. En el gigante asiático se siguen utilizando, sobre todo para la espuma
de relleno en los embalajes y a modo de aislamiento en la construcción de
edificios, al ser más barato que otros métodos. Aunque China no había querido
reconocerlo abiertamente, una investigación internacional llevada a cabo en
diez lugares diferentes de aquel país han encontrado que sí se sigue utilizando
para la producción de esta espuma ya que, como reconocen los fabricantes, “es
de mejor en calidad y más barato que otros materiales que sirven para el mismo
propósito”.
El CFC-11 hace que la espuma se hinche y llene los
lugares donde se bombea, tanto si se trata de moldes para el embalaje como en
los espacios de relleno en las paredes de los edificios para lograr un mejor
aislamiento y ahorrar en calefacción, pero los gases que se liberan en este
proceso son dañinos para la capa de ozono que protege nuestro planeta frente a
los rayos cósmicos.
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