martes, 31 de julio de 2018

Alimentación y ejercicio físico durante el verano


(AZprensa) El verano hace que cambiemos nuestros hábitos por lo que deberíamos procurar que dicho cambio fuese en la dirección adecuada para mejorar nuestra salud. Alimentación saludable y equilibrada junto con la práctica de ejercicio físico son dos puntales sobre los que cimentar ese cambio. En la medida en que esos nuevos hábitos pasen a formar parte de la rutina, mayores serán los beneficios; además, si se comparten con familiares y amigos las posibilidades de integrarlos como algo habitual serán mayores ya que el apoyo social es una pieza clave en la adopción de nuevos hábitos.

Alimentación
En verano es sencillo disponer de una gran cantidad de verduras y frutas frescas y de temporada, con las que preparar platos saludables como ensaladas, cremas, salteados o macedonias. De esta forma, se puede aumentar el consumo de estos alimentos, combinándolos, por ejemplo, con carnes, pescados, pastas y arroces, siempre en raciones moderadas. Además, las vacaciones pueden ser un buen momento para pasar un rato entretenido en la cocina, preparando algunos caprichos refrescantes, como helados o tartas frías, optando por sus versiones caseras y saludables, por ejemplo sustituyendo el azúcar por otro tipo de edulcorante y optando por las versiones más ligeras cuando se emplee leche, nata o queso.

Ejercicio físico
El buen tiempo anima a salir a la calle y, por eso, la época estival es ideal para la práctica de ejercicio físico al aire libre. Andar es una de las actividades más completas y recomendadas para las personas con diabetes, pero también se puede aprovechar el verano para probar nuevos deportes, como la natación en la playa o la práctica de senderismo de montaña. Sea cual sea la elección, supondrá siempre un beneficio para la salud, y más aún cuando se practique de forma regular. Para que la actividad resulte segura, se recomienda protegerse del sol, evitando la actividad en las horas centrales del día, y beber una cantidad adecuada de líquidos, antes, durante y después de la práctica de ejercicio, para asegurar una buena hidratación del cuerpo.

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