(AZprensa)
No es ninguna broma. El pasado mes de abril viajaron a la Estación Espacial
Internacional un grupo muy peculiar de astronautas: ¡espermatozoides humanos y
de toro! Tras una prolongada estancia en dicha estación espacial los congelarán
y los devolverán a la Tierra. El motivo de este experimento es conocer cómo se
comportan en ausencia de gravedad y si sería viable la fecundación humana en el
espacio.
Todavía
estamos a muchas décadas de conseguir que los viajes interplanetarios o las
prolongadas estancias en el espacio sean una realidad cotidiana para quienes no
son astronautas, pero parece evidente que en el futuro la especie humana saldrá
de nuestro planeta y creará colonias en el espacio y en otros planetas. En esas
condiciones de microgravedad ¿cómo se comportarán los espermatozoides? ¿Serán
capaces de cumplir su función o está la raza humana condenada a la extinción si
tiene que emigrar a otros planetas afrontando un largo viaje interestelar?
Para
dar respuesta a los interrogantes que plantea la hipotética reproducción humana
en el espacio, la NASA ha puesto en marcha la misión Micro-11 y no es esta la
primera vez que lo hace, aunque sí es la primera en la que envía
espermatozoides humanos. Ya el año pasado se envió a la estación espacial semen
de ratón y mucho antes, en 1998, un equipo de científicos comprobó la capacidad
reproductiva de caracoles y pulgas de agua enviándolos a borde de un tanque de
agua hasta la estación espacial MIR.
Según
han explicado, cuando las muestras ya de regreso en la Tierra se analicen, se
utilizarán en un ciclo de inseminación artificial para comprobar si conservan
la capacidad de fecundar un ovocito. En el caso de los toros no surgen dilemas
éticos, pero en el caso de los espermatozoides humanos no han aclarado cómo se
comprobará esa capacidad de fecundación ni qué se hará con los hipotéticos
embriones en caso de resultar positivo el experimento. Como siempre, la ciencia
va por delante de la ética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario