(AZprensa)
El glaucoma afecta al 2% de la población mayor de 40 años. Sin embargo, el dato
verdaderamente grave es que el 50% de los afectados no han sido diagnosticados
aún. “Se trata de una enfermedad que no duele, y tarda mucho en dar síntomas,
pero cuando lo hace, ya no hay marcha atrás”, en opinión de la Dra. Toñi
Bastero, de la Asociación Gallega para la Prevención del Glaucoma (AGG).
Esta
asociación intenta concienciar de la importancia de la detección del glaucoma,
ya que según Toñi Bastero, “muchos accidentes laborales y de circulación están
relacionados con la mala visión, aunque se le dé menos importancia a otros
factores”. Considera que “los psicotécnicos son demasiado permisivos y no
vigilan los factores que pueden indicar la presencia de un glaucoma o de otras
patologías oculares, por lo que se les acaba renovando el carnet de conducir a
gente que no debería tenerlo”. Por ello está tratando conseguir la calificación
del glaucoma como enfermedad crónica.
Según
explica que esta enfermedad “comienza por una pérdida de visión periférica, que
va siendo cada vez mayor, hasta que inutiliza el nervio óptico por completo. Su
avance puede detenerse, pero nunca se llega a recuperar el deterioro que
provoca”.
No
se conoce la forma de evitar esta patología, pero existen métodos muy eficaces
para frenar su desarrollo. La recomendación de la AGG es acudir periódicamente
al oftalmólogo, que con unas sencillas pruebas puede detectar si hay riesgo de
padecer un glaucoma. En caso afirmativo, somete al paciente a un seguimiento y,
de ser necesario, procede a tratarlo, habitualmente con colirios oftálmicos y
otros medicamentos y, en ocasiones, con láser. Solo los casos más avanzados
requieren intervenciones quirúrgicas.
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