(AZprensa)
La espirometría consta de una serie de pruebas respiratorias sencillas para
medir la capacidad pulmonar, pero esa misma sencillez hace que no se extreme el
cuidado a la hora de hacerla y por consiguiente no se realice correctamente o
simplemente no se realice.
En
realidad, el problema principal de las espirometrías es la técnica de
realización, ya que la interpretación de resultados es sencilla. Los errores
más frecuentes se producen durante la realización y suelen estar relacionados
con la escasa duración de la maniobras, con una terminación brusca y también
con el retraso en el inicio de la maniobra. Para evitar estos errores, el
técnico que realiza la espirometría debe animar al paciente y controlar en todo
momento la correcta colaboración para obtener curvas reproducibles y aceptables
que den unos resultados que puedan ser interpretados.
A
través de la espirometría se puede diagnosticar la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC), una enfermedad que provoca insuficiencia
respiratoria y se caracteriza por periodos de empeoramientos agudos que se denominan
exacerbaciones. Dichas exacerbaciones provocan en el paciente una pérdida
acelerada de su función pulmonar y un peor pronóstico de su enfermedad.
El
médico de Atención Primaria debe ser capaz de manejar estas exacerbaciones no
solo cuando se presenten sino también hacer todo lo posible para prevenir su
aparición. Consiguiendo de esta manera que el paciente tenga una mejor calidad
de vida y un mejor pronóstico. La espirometría, debería ser una práctica
habitual en las consultas de Atención Primaria.
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