(AZprensa)
Entre los cinco y seis años de edad, todo niño debería controlar
fisiológicamente sus esfínteres y dejar de mojar la cama por las noches, por
eso, es a partir de ese momento, cuando se considera que el niño sufre
enuresis. Retraimiento social, baja autoestima, vergüenza, bajo rendimiento
escolar, pesadillas o ansiedad, son algunas de las consecuencias de esta
patología, por eso los especialistas insisten en la importancia del abordaje
temprano de la enuresis, a fin de prevenir posteriores alteraciones
psicológicas.
Según
una encuesta del Instituto de investigación Core Research, sobre 1.665 padres
de niños entre cinco y 12 años, tan solo el 40,7% de aquellos cuyos hijos
sufren enuresis nocturna, consideran que la enfermedad de sus hijos es un
problema. A pesar de que los niños lo refieren como uno de los acontecimientos
más traumáticos y penosos y puede tener consecuencias a largo plazo.
Para
los expertos la falta de información de los padres y de sensibilidad hacia el
problema revelan la imperiosa necesidad de concienciarles sobre la importancia
y consecuencias de este desarreglo pues, en muchas ocasiones, se mantiene
oculto sin diagnosticar, porque los padres, las propias familias, lo consideran
un tema tabú, y le quitan importancia al pensar que se solucionará con la edad,
sin tener en cuenta que se trata de un problema de salud con importantes
implicaciones en la vida del niño.
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