Increíble, pero falso (1)
(AZprensa) Hay películas que merecen una reflexión, tal
es el caso de “Increíble pero falso”. Seguramente no te sonará de nada esta
película, porque en realidad no es una gran película, tampoco es que sea mala,
simplemente es del montón. Pero tiene algo que la diferencia y es su original
planteamiento.
La acción se desarrolla en el mundo actual, en el momento
presente, pero en algo así como una realidad paralela en donde no existe la
mentira, de hecho hasta desconocen esa palabra sus protagonistas. Allí todo el
mundo dice siempre la verdad e incluso van un paso más adelante: dicen también
lo que piensan.
Y lo más curioso del caso es que nadie se , porque decir
la verdad y decir lo que se piensa es lo normal, es lo que hace todo el mundo.
Uno de los protagonistas invita a cenar a una chica. En el restaurante el camarero
trae una botella de vino y se la muestra para que dé su aprobación. “Llévatela
–le dice ese protagonista- no entiendo nada de vinos pero quiero aparentar que
soy un experto para impresionarla”. Ella lo escucha, pero no le da importancia.
Ni siquiera le replica, sino que continúa conversando con él sobre otros temas.
Una mujer está agonizando en el hospital y el médico dice
delante de ella y de sus seres queridos: “Está muy mal, no creo que pase de
esta noche. Por cierto, en nuestra cafetería han hecho hoy unas empanadillas
estupendas, pueden bajar a probarlas”.
Un policía para a un conductor borracho. Cuando se acerca
a él le dice: "¡Ah, eres blanco! Si llegas a ser negro te pego un tiro aunque
luego me retiren la placa".
El protagonista va a recoger a un ligue para salir y ella
le adelanta con naturalidad “esta va a ser la última vez que salimos y no me
voy a acostar contigo”. Y luego salen tranquilamente y se lo pasan bien.
El protagonista llega a su oficina y un guía que dirige
un grupo de turistas visitando ese lugar, dice a los turistas: "¡Ah, mirad, este
es uno de los guionistas más mediocres que tenemos y además lo van a despedir
esta semana!".
En ese mundo, uno puede decirle a una chica: “Te quieres
acostar conmigo?” y ella probablemente responda: “No”. Y cada cual sigue su
camino sin darle más importancia a este hecho. También puedes decirle a una
compañera de trabajo: “Te veo más gorda y ese vestido te sienta fatal”. Y ella,
tal vez te responda: “Te he dejado un informe en tu despacho para que lo
revises”.
Más cómico aún resulta cuando un ladrón está intentando
forzar la puerta de una vivienda. Sale el dueño y se produce este diálogo:
-
¿Qué haces?
-
Intentaba forzar la
puerta para entrar a robar. Creí que no había nadie.
-
Esta es mi casa,
soy Marc Taylor. ¿Cómo te llamas?
-
Peter Smith.
-
Pues entonces
puedes hacer dos cosas: irte a tu casa para que la policía vaya a buscarte o
pasar y esperar aquí hasta que venga la policía.
-
Bueno, creo que
entraré a esperar.
-
¿Quieres una taza
de café mientras esperamos?
-
Sí, gracias.
Como veis, aun tratándose de personas normales como
nosotros, en una ciudad normal y actual, todo esto nos resulta terriblemente
extraño, como de ciencia ficción, y es que estamos tan acostumbrados a la
mentira que nos choca cuando la gente dice siempre la verdad e incluso suelta
con naturalidad todo lo que piensa.
Y como todos actúan de la misma manera, la vida es más tranquila,
más serena, con menos violencia, con más resignación y aceptación de lo que
somos cada uno de nosotros. Allí nadie se enfada porque le llamen “gordo”,
“feo”, “fracasado”, “inútil”… porque comprende que eso es sólo lo que piensa el
otro. Mientras aquí esto degeneraría en una acalorada disputa, allí, una vez
dichas esas palabras, la conversación continúa de forma natural, sin
aspavientos de ninguna clase.
Veamos… ¿Acaso no tienen derecho las personas a pensar
como cada uno quiera? ¿Por qué cercenar el derecho a decir la verdad y a decir
lo que pensamos? “Es que eso puede herir a la otra persona”, me diréis. Claro
que sí, pero en este mundo donde la mentira y la hipocresía reinan por doquier,
pero no en ese mundo donde no existe la mentira ni la hipocresía. Y como en ese
mundo no existen, la gente se ha acostumbrado y lo ven como algo normal por lo
que nadie se siente ofendido.
Pero ¿qué pasaría si en ese mundo, alguien comenzase a
decir mentiras o a decir cosas distintas de lo que realmente piensa? Esto es lo
que sucede en esta película y su comentario lo dejo para mañana…
¿Te acuerdas de aquella mítica serie de televisión de los
80? Pues escondía un mensaje secreto.
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