martes, 7 de febrero de 2023

Increíble, pero falso (1)

 
(AZprensa) Hay películas que merecen una reflexión, tal es el caso de “Increíble pero falso”. Seguramente no te sonará de nada esta película, porque en realidad no es una gran película, tampoco es que sea mala, simplemente es del montón. Pero tiene algo que la diferencia y es su original planteamiento.
 
La acción se desarrolla en el mundo actual, en el momento presente, pero en algo así como una realidad paralela en donde no existe la mentira, de hecho hasta desconocen esa palabra sus protagonistas. Allí todo el mundo dice siempre la verdad e incluso van un paso más adelante: dicen también lo que piensan.
 
Y lo más curioso del caso es que nadie se , porque decir la verdad y decir lo que se piensa es lo normal, es lo que hace todo el mundo. Uno de los protagonistas invita a cenar a una chica. En el restaurante el camarero trae una botella de vino y se la muestra para que dé su aprobación. “Llévatela –le dice ese protagonista- no entiendo nada de vinos pero quiero aparentar que soy un experto para impresionarla”. Ella lo escucha, pero no le da importancia. Ni siquiera le replica, sino que continúa conversando con él sobre otros temas.
 
Una mujer está agonizando en el hospital y el médico dice delante de ella y de sus seres queridos: “Está muy mal, no creo que pase de esta noche. Por cierto, en nuestra cafetería han hecho hoy unas empanadillas estupendas, pueden bajar a probarlas”.
 
Un policía para a un conductor borracho. Cuando se acerca a él le dice: "¡Ah, eres blanco! Si llegas a ser negro te pego un tiro aunque luego me retiren la placa".
 
El protagonista va a recoger a un ligue para salir y ella le adelanta con naturalidad “esta va a ser la última vez que salimos y no me voy a acostar contigo”. Y luego salen tranquilamente y se lo pasan bien.
 
El protagonista llega a su oficina y un guía que dirige un grupo de turistas visitando ese lugar, dice a los turistas: "¡Ah, mirad, este es uno de los guionistas más mediocres que tenemos y además lo van a despedir esta semana!".
 
En ese mundo, uno puede decirle a una chica: “Te quieres acostar conmigo?” y ella probablemente responda: “No”. Y cada cual sigue su camino sin darle más importancia a este hecho. También puedes decirle a una compañera de trabajo: “Te veo más gorda y ese vestido te sienta fatal”. Y ella, tal vez te responda: “Te he dejado un informe en tu despacho para que lo revises”.
 

Más cómico aún resulta cuando un ladrón está intentando forzar la puerta de una vivienda. Sale el dueño y se produce este diálogo:
-          ¿Qué haces?
-          Intentaba forzar la puerta para entrar a robar. Creí que no había nadie.
-          Esta es mi casa, soy Marc Taylor. ¿Cómo te llamas?
-          Peter Smith.
-          Pues entonces puedes hacer dos cosas: irte a tu casa para que la policía vaya a buscarte o pasar y esperar aquí hasta que venga la policía.
-          Bueno, creo que entraré a esperar.
-          ¿Quieres una taza de café mientras esperamos?
-          Sí, gracias.
 
Como veis, aun tratándose de personas normales como nosotros, en una ciudad normal y actual, todo esto nos resulta terriblemente extraño, como de ciencia ficción, y es que estamos tan acostumbrados a la mentira que nos choca cuando la gente dice siempre la verdad e incluso suelta con naturalidad todo lo que piensa.
 
Y como todos actúan de la misma manera, la vida es más tranquila, más serena, con menos violencia, con más resignación y aceptación de lo que somos cada uno de nosotros. Allí nadie se enfada porque le llamen “gordo”, “feo”, “fracasado”, “inútil”… porque comprende que eso es sólo lo que piensa el otro. Mientras aquí esto degeneraría en una acalorada disputa, allí, una vez dichas esas palabras, la conversación continúa de forma natural, sin aspavientos de ninguna clase.
 
Veamos… ¿Acaso no tienen derecho las personas a pensar como cada uno quiera? ¿Por qué cercenar el derecho a decir la verdad y a decir lo que pensamos? “Es que eso puede herir a la otra persona”, me diréis. Claro que sí, pero en este mundo donde la mentira y la hipocresía reinan por doquier, pero no en ese mundo donde no existe la mentira ni la hipocresía. Y como en ese mundo no existen, la gente se ha acostumbrado y lo ven como algo normal por lo que nadie se siente ofendido.
 
Pero ¿qué pasaría si en ese mundo, alguien comenzase a decir mentiras o a decir cosas distintas de lo que realmente piensa? Esto es lo que sucede en esta película y su comentario lo dejo para mañana…
 

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