miércoles, 8 de febrero de 2023

Increíble, pero falso (y 2)


(AZprensa) En ese mundo ideal que comentábamos ayer, en donde nadie miente y todos dicen siempre lo que piensan, al protagonista, un buen día le sucede algo extraño en el cerebro y se da cuenta de que puede decir mentiras y decir cosas distintas a lo que piensa.
 
La primera vez que se da cuenta de ese “poder” queda desconcertado. Acude junto a sus amigos para explicarles lo que le ha pasado, pero los amigos (al igual que todo el mundo) desconocen el concepto de mentir y se creen todo lo que el protagonista les va diciendo por más absurdo y contradictorio que sea. Ya en su desesperación porque entiendan lo que le está pasando, el protagonista les dice “soy negro”. “Pero no tienes la piel muy oscura”, le contesta. “Soy esquimal” les vuelve a mentir. “Pues entonces estarás acostumbrado al frío”, le contesta. “Me llamo Elvis”, vuelve a mentir. “No lo sabía, pero me gusta el nombre”.
 
Primero siente desconcierto, después desesperación, después… decide probar a sacar provecho de esa situación en la que él puede decir cuantas mentiras quiera y todos los demás le van a creer.
 
Se va al banco a sacar dinero:
-          Quiero sacar 800 dólares.
-          Veo que en su cuenta sólo tiene 300.
-          Tengo más de 800.
-          ¡Ah, bueno, será un fallo del ordenador! Tenga los 800.
 
A la cajera ni se le pasa por la imaginación que alguien pretenda engañarla o mentirla, sencillamente porque no existen esos conceptos. Todo el mundo dice siempre la verdad.
 
Lo habían despedido en el trabajo, pero llega de nuevo –con los nuevos ímpetus que le da el superpoder de mentir- a la oficina del jefe.
-          Voy a ver al Jefe –dice a su secretaria.
-          No tienes cita –responde ella.
-          Sí la tengo.
-          Ah, entonces pasa.
 
Y al ver al jefe le muestra un guión que ha escrito:
-          Quiero que leas esto, es el mejor guión que jamás se haya escrito y va a ser un éxito total.
Ante tanta firmeza y seguridad, el jefe no puede dudar de esas palabras y le echa un vistazo al guión, mientras el protagonista va destacando la extraordinaria calidad del mismo para afirmar finalmente que tiene que contratarlo otra vez pero ahora con un sueldo mucho mayor y con un porcentaje de beneficios sobre la explotación comercial de los guiones que vaya escribiendo.
 
Y lo contratan. Y comienza a ganar mucho dinero. Se hace famoso y escribe guiones que siempre son éxitos porque él afirma que son muy buenos y como en ese mundo nadie puede mentir, todos aceptan que esos guiones son buenos sin cuestionarse nada más.
 
Pero el nuevo superhéroe se da cuenta que puede utilizar ese poder no sólo en beneficio propio sino también en beneficio de los demás. A un vecino deprimido, que quiere suicidarse, le dice que tiene un futuro espléndido por delante, algo que evidentemente es mentira, pero como en ese mundo todo lo que se dice es verdad, el vecino se lo cree y sale de allí con una sonrisa y lleno de optimismo. A un pobre lo lleva al banco y consigue que le den dinero. A los viejos de un asilo les dice que los ve con muy buen aspecto y a todos se les cambia la cara de depresión y de tristeza por una expresión de alegría…
 
¡Vaya! ¡Resulta que la mentira también puede ser algo bueno! Y poco a poco va extendiendo el círculo, haciendo creer a la gente que hay que esperar cosas buenas del futuro y ser felices y optimistas. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, y aunque él irradie alegría y esperanza a los demás y riqueza y provecho para sí mismo, ni él está contento, ni tiene el amor que deseaba, ni la gente cambia realmente sino que siguen siendo igual de previsibles, diciendo siempre la verdad de lo que piensan, sin enfados, con naturalidad… y aburrimiento.
 
Sí, esa era la palabra: aburrimiento. En ese mundo ideal donde la mentira no existe, lo que hay es aburrimiento y resignación con lo que cada uno es y con lo que de cada uno piensan y esperan los demás.
 
Sin llegar a los extremos (el mundo de la película por un lado y el mundo nuestro real por otro) cabe preguntarse qué es mejor, si la verdad o la mentira.
 
La verdad nos muestra lo que somos; la mentira nos puede herir pero también nos puede hacer soñar y ser felices.
La verdad como norma habitual en todo, acaba convirtiendo el mundo en un lugar aburrido; la mentira nos abre infinitas posibilidades a explorar, es creatividad e imaginación a tope.
La verdad te dice lo que eres o lo que piensan de ti; la mentira te dice lo que puedes llegar a ser si quieres.
 
Hay cosas que parecen imposibles; si estamos en el mundo de la verdad sabremos que son imposibles, pero si estamos en nuestro mundo actual de la mentira, nos creeremos que lo imposible es posible y nos lanzaremos a ello para conseguirlo… y lo más curioso del caso es que muchas veces ¡lo conseguiremos!
 
Ficha:
“Increíble pero falso” (“The invention of lying”) Estados Unidos. 2009
Dirección y guión: Ricky Gervais y Matthew Robinson
Intérpretes: Ricky Gervais, Jennfifer Garner, Rob Lowe.
 

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