Increíble, pero falso (y 2)
(AZprensa) En ese mundo ideal que comentábamos ayer, en
donde nadie miente y todos dicen siempre lo que piensan, al protagonista, un
buen día le sucede algo extraño en el cerebro y se da cuenta de que puede decir
mentiras y decir cosas distintas a lo que piensa.
La primera vez que se da cuenta de ese “poder” queda
desconcertado. Acude junto a sus amigos para explicarles lo que le ha pasado,
pero los amigos (al igual que todo el mundo) desconocen el concepto de mentir y
se creen todo lo que el protagonista les va diciendo por más absurdo y
contradictorio que sea. Ya en su desesperación porque entiendan lo que le está
pasando, el protagonista les dice “soy negro”. “Pero no tienes la piel muy
oscura”, le contesta. “Soy esquimal” les vuelve a mentir. “Pues entonces
estarás acostumbrado al frío”, le contesta. “Me llamo Elvis”, vuelve a mentir.
“No lo sabía, pero me gusta el nombre”.
Primero siente desconcierto, después desesperación,
después… decide probar a sacar provecho de esa situación en la que él puede
decir cuantas mentiras quiera y todos los demás le van a creer.
Se va al banco a sacar dinero:
-
Quiero sacar 800
dólares.
-
Veo que en su
cuenta sólo tiene 300.
-
Tengo más de 800.
-
¡Ah, bueno, será un
fallo del ordenador! Tenga los 800.
A la cajera ni se le pasa por la imaginación que alguien
pretenda engañarla o mentirla, sencillamente porque no existen esos conceptos.
Todo el mundo dice siempre la verdad.
Lo habían despedido en el trabajo, pero llega de nuevo
–con los nuevos ímpetus que le da el superpoder de mentir- a la oficina del
jefe.
-
Voy a ver al Jefe
–dice a su secretaria.
-
No tienes cita
–responde ella.
-
Sí la tengo.
-
Ah, entonces pasa.
Y al ver al jefe le muestra un guión que ha escrito:
-
Quiero que leas
esto, es el mejor guión que jamás se haya escrito y va a ser un éxito total.
Ante tanta firmeza y seguridad, el jefe no puede dudar de
esas palabras y le echa un vistazo al guión, mientras el protagonista va
destacando la extraordinaria calidad del mismo para afirmar finalmente que
tiene que contratarlo otra vez pero ahora con un sueldo mucho mayor y con un
porcentaje de beneficios sobre la explotación comercial de los guiones que vaya
escribiendo.
Y lo contratan. Y comienza a ganar mucho dinero. Se hace
famoso y escribe guiones que siempre son éxitos porque él afirma que son muy
buenos y como en ese mundo nadie puede mentir, todos aceptan que esos guiones
son buenos sin cuestionarse nada más.
Pero el nuevo superhéroe se da cuenta que puede utilizar
ese poder no sólo en beneficio propio sino también en beneficio de los demás. A
un vecino deprimido, que quiere suicidarse, le dice que tiene un futuro
espléndido por delante, algo que evidentemente es mentira, pero como en ese
mundo todo lo que se dice es verdad, el vecino se lo cree y sale de allí con
una sonrisa y lleno de optimismo. A un pobre lo lleva al banco y consigue que
le den dinero. A los viejos de un asilo les dice que los ve con muy buen
aspecto y a todos se les cambia la cara de depresión y de tristeza por una
expresión de alegría…
¡Vaya! ¡Resulta que la mentira también puede ser algo
bueno! Y poco a poco va extendiendo el círculo, haciendo creer a la gente que
hay que esperar cosas buenas del futuro y ser felices y optimistas. Pero a
pesar de todos sus esfuerzos, y aunque él irradie alegría y esperanza a los
demás y riqueza y provecho para sí mismo, ni él está contento, ni tiene el amor
que deseaba, ni la gente cambia realmente sino que siguen siendo igual de
previsibles, diciendo siempre la verdad de lo que piensan, sin enfados, con
naturalidad… y aburrimiento.
Sí, esa era la palabra: aburrimiento. En ese mundo ideal
donde la mentira no existe, lo que hay es aburrimiento y resignación con lo que
cada uno es y con lo que de cada uno piensan y esperan los demás.
Sin llegar a los extremos (el mundo de la película por un
lado y el mundo nuestro real por otro) cabe preguntarse qué es mejor, si la
verdad o la mentira.
La verdad nos muestra lo que somos; la mentira nos puede
herir pero también nos puede hacer soñar y ser felices.
La verdad como norma habitual en todo, acaba convirtiendo
el mundo en un lugar aburrido; la mentira nos abre infinitas posibilidades a
explorar, es creatividad e imaginación a tope.
La verdad te dice lo que eres o lo que piensan de ti; la
mentira te dice lo que puedes llegar a ser si quieres.
Hay cosas que parecen imposibles; si estamos en el mundo
de la verdad sabremos que son imposibles, pero si estamos en nuestro mundo
actual de la mentira, nos creeremos que lo imposible es posible y nos lanzaremos
a ello para conseguirlo… y lo más curioso del caso es que muchas veces ¡lo
conseguiremos!
Ficha:
“Increíble
pero falso” (“The invention of lying”) Estados Unidos. 2009
Dirección
y guión: Ricky Gervais y Matthew Robinson
Intérpretes: Ricky Gervais, Jennfifer Garner, Rob
Lowe.
¿Te
acuerdas de aquella mítica serie de televisión de los 80? Pues escondía un
mensaje secreto.
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