domingo, 5 de febrero de 2023

Oscar Wilde, asesinado en Madrid

(AZprensa) Si este dramaturgo de origen irlandés nació en 1.854 y murió en 1.900 ¿cómo es posible que lo hayan asesinado en 2023? Esta paradoja espacio-temporal se ha dado en este recién comenzado 2023 en Madrid a través de una de sus obras más representativas, “La importancia de llamarse Ernesto”.
 
La publicidad de esta representación teatral hacía referencia a este escritor y a esta obra en concreto, con lo cual cualquier persona que decidiese ir a ver esta obra de teatro esperaba ver eso: la representación de esta obra de teatro. Pero no… ¡menudo chasco!
 
Los que han montado este espectáculo en el Teatro Español de Madrid han debido pensar que ellos iban sobrados de ingenio, que eran más listos, más creativos y más imaginativos que el propio Oscar Wilde, así que decidieron convertir esta obra de teatro en una especie de musical.
 
Con una batería, un piano electrónico y más tarde una guitarra en el escenario (¡qué hubiera pensado Oscar Wilde!) los actores iban intercalando trozos del texto de la obra original con canciones a cuál más insulsa (bueno, en honor a la verdad, sólo una de las canciones me pareció buena).
 
Y lo peor y más anacrónico no era esto, sino que por primera vez en mi vida asistí a un espectáculo insólito: Los actores no paraban de reírse en el escenario de sus supuestas gracias… mientras el público permanecía serio y atónito, sin esbozar ni una ligera sonrisa.
 
Todos hemos visto comedias y si recordáis, en ellas los actores dicen serios cosas graciosas y es el público el que se ríe. Aquí no, aquí es al revés: Los actores dicen cosas que ellos se creen que son graciosas y se ríen de los que dicen, mientras que el público, al que no le hace ninguna gracia todo eso, se queda impasible.
 
En algún lance se aprecia el ingenio del texto original que, si lo hubiesen dicho otros actores hubiese provocado las risas del público, pero no aquí en donde sólo se reían los actores. Para colmo, y como prueba del modernismo y originalidad de los “adaptadores” de esta obra, cada dos por tres las dos parejas que había en el escenario se morreaban sin que viniese a cuento.
 
Si lo hubiesen anunciado diciendo “una comedia musical moderna inspirada en la obra tal…” por lo menos la gente que decidiese ir al teatro hubiera estado más predispuesta. Con el engaño de hacernos creer que íbamos a ver la obra original de Oscar Wilde, lo único que hemos presenciado ha sido su asesinato.
 

Dos obras de teatro que nunca se representaron.
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