Las embajadas en Turquía cerraron justo unos días antes del terremoto

(AZprensa) Muchos países cerraron sus embajadas en Turquía justo unos pocos días antes del terremoto. El primero en avisar del cierre fue Estados Unidos, y después siguieron Francia, Alemania, Reino Unido, Países bajos e incluso España, que cerró su Embajada y el Instituto Cervantes. Según informaba el día 1 de febrero la Agencia EFE, junto a otros medios de comunicación, se daba como motivo de este cierre, el riesgo de atentados terroristas ya que algunos extremistas habían quemado libros del Corán y se temían represalias.
 
De eso se informaba el día 1 de febrero; el día 6 de febrero se producía el terremoto, sin que ni antes ni después se hubiese producido el más mínimo altercado terrorista.
 
Nadie advirtió nunca a la población de la posibilidad de un terremoto, si bien las embajadas de estos países recomendaban cuatro días antes a sus ciudadanos que se mantuviesen alejados de lugares concurridos.
 
Hasta aquí los hechos, tal como han quedado reflejados en los medios de comunicación. Pero también, a partir de aquí, es inevitable hacerse una pregunta: ¿Conocían el riesgo de terremoto?
 
Si la respuesta es NO.- Resulta muy curiosa y altamente improbable esa casualidad de que se cierren las embajadas (por unos inexistentes atentados terroristas) y a los cuatro o cinco días se produzca un terremoto de esa magnitud.
 
Si la respuesta es SI.- Nadie avisó a la población general, sólo una tímida alerta a los ciudadanos de los países extranjeros. ¿Sólo interesaba que muriesen ciudadanos turcos y sirios?
 
Lo que sí sabemos, porque se ha dicho públicamente en numerosos foros internacionales, es que “hay que reducir la población mundial” y es un problema que “la gente viva tantos años”.
 
Pues bien, como vulgarmente se dice, “se lo ponen a huevo” a los conspiranoicos, porque todo encaja: Por un lado, la Agenda 2030 que tiene entre sus objetivos reducir la población mundial, y por otro lado: guerras, pandemias, promoción del aborto y la eutanasia… y ahora también, silencio ante los terremotos.
 

En un mundo donde  todo lo que nos muestran es negativo, hace más falta que nunca un poco de humor y de sonrisas.
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