(AZprensa) La industria farmacéutica en su época dorada
(de 1995 a 2005) recompensaba a sus empleados no sólo con muchos beneficios
sociales sino también, y sobre todo, con unos salarios muy por encima de la
media (en comparación con otros sectores). De cómo se establecían esos salarios
en aquella década (1995-2005) vamos a hablar ahora.
Para determinar el sueldo que debía pagarse a cada
empleado, se contaba con la ayuda de una compañía externa e independiente, a la
que acudían numerosos laboratorios farmacéuticos. Cada uno de ellos informaba a
esa empresa del sueldo medio que pagaba a cada categoría profesional y del
tamaño de la empresa (volumen de ventas y número de empleados, para poner las
cosas en sus contexto y poder comparar cosas semejantes). Estos datos los mantenía
de forma confidencial esa empresa externa y sólo daba a conocer a los
laboratorios colaboradores las cifras medias resultantes, es decir, el sueldo
medio resultante lo que habían comunicado todos los laboratorios para cada
categoría profesional. De esta forma, cada laboratorio podía conocer esas
cifras medias resultantes y compararlas con lo que ellos estaban pagando y ver
así si estaban por encima o por debajo de la media en cada categoría. Después,
era responsabilidad de cada laboratorio mejorar las condiciones económicas de
aquellos que tuviese por debajo de la media, y de ahí para arriba según los
merecimientos.
Hay que aclarar además que estamos hablando de
laboratorios farmacéuticos que, sobre todo en aquella época, eran las empresas
que mejor pagaban a sus empleados. Hay que aclarar, igualmente, que las comparaciones
se hacían entre laboratorios de nivel similar.
Una compañía líder debe serlo en todos los aspectos, y el
de los salarios a sus empleados es uno y muy importante. Una compañía líder que
quiere seguir siéndolo debe atraer talento, es decir, hacer ver a los
competidores que ellos son los que mejor pagan y los más atractivos en todos
los aspectos para trabajar, y de esta forma todos querrán entrar a trabajar en
ella y la empresa podrá elegir a los mejores. De lo contrario, lo mejores
profesionales seguirán sin querer moverse de su empresa y sólo estarán
disponibles en el mercado los de segunda fila.
Así lo entendieron entonces los directivos de AstraZéneca
y de esta forma se convirtió en el laboratorio farmacéutico más atractivo para
trabajar porque era el que mejor pagaba en general y a ello se sumaban un
reconocimiento profesional y un ambiente laboral dignos de admiración. Fue la
envidia del sector en aquellos años y cada grupo profesional se dio cuenta que
el sueldo que ganaban y el ambiente que allí reinaba muy pocas compañías lo
podrían igualar.
Por supuesto que hubo algunas altas y bajas durante
aquellos años pero, gracias a esta política, cada vez que había que fichar a
alguien se podía elegir a un profesional de primer nivel. ¿Y nunca se fue
alguien a otra empresa? Pues sí, también hubo algunos casos pero, en la mayoría
de las ocasiones era porque iban a ocupar un cargo superior en otra compañía.
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