(AZprensa) El titular parece un poco exagerado, pero algo
de razón hay en el fondo porque se ha acelerado tanto el proceso de
investigación, desarrollo y comercialización de las vacunas contra el
coronavirus que son muchos los interrogantes que sólo se irán desvelando conforme
pasen los meses y aparezcan o no aparezcan efectos secundarios, muestren una
estimable efectividad o se comporten de manera ineficaz o errática.
En comparación con los procesos que llevan a la
aprobación y comercialización de otras vacunas o medicamentos, las del
coronavirus serían el equivalente a coche de Fórmula 1 comparado con un pequeño
utilitario.
El Dr. Juan Gérvas, del Equipo CESCA (Madrid, España), ha
enumerado algunas de las cosas (importantes todas ellas) que desconocemos de
estas vacunas, por ejemplo:
-
¿Cuál es su efecto
sobre los ancianos?
-
¿Cuál es su efecto
sobre los enfermos crónicos (diabetes, enfermedad cardíaca, EPOC, cáncer,
enfermedades inmunológicas, con medicación antipsicótica, etc.)?
-
¿Cuál es su efecto
en embarazadas?
-
¿Cuál es su efecto
en niños?
-
¿Cuál es su efecto
sobre la transmisión del virus?
-
¿Cuáles son sus
efectos secundarios a largo plazo?
-
¿Cuál es su efecto
en personas que hayan pasado el Covid-19 con o sin síntomas?
-
¿Qué efecto tiene
sobre la transmisión del virus?
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¿Cuánto dura su
efecto?
-
¿Cuánto reduce la
necesidad de atención en UCIs?
-
¿Cuánto reduce la
mortalidad?
Y muchos más interrogantes que abarcan desde la forma en
que se han realizado los ensayos clínicos (que sigue siendo opaca), la
composición de las mismas, el precio real que se va a pagar por ellas, etc.
Ya veremos si luego comienzan a rasgarse las vestiduras y
a escandalizarse cuando surja algún efecto secundario (como sucedió cuando
apareció alguno durante los ensayos, aunque finalmente no se encontró relación
directa con la vacuna) y no digamos si alguna persona muere por dicha causa.
Porque lo que nunca se explica a la población es que en terapéutica no hay nada
seguro y todo consiste en buscar el equilibrio en el balance riesgo/beneficio. Sin
embargo, al igual que se considera que todos debemos ser inmortales (por eso casi
nunca dicen la edad media de los fallecidos, que con frecuencia supera los 80
años) también se considera que nunca nadie debe morir a causa de un
tratamiento. Comentaba el otro día una doctora cómo su padre le advirtió de lo
ingrato de la profesión de ser médico: “Si el paciente se salva, habrá sido
gracias a Dios; pero si muere, habrá sido por tu culpa”, le dijo.
Para quien desee profundizar más sobre este tema y
conocer la bibliografía en que se apoya el doctor que ha enumerado todas las
incógnitas en torno a esta vacuna, adjuntamos el enlace del artículo que
publicó en “Acta Sanitaria”:
https://www.actasanitaria.com/lo-que-no-sabemos-sobre-la-vacuna-de-la-covid19-a-1-de-diciembre-de-2020/
Un diario que refleja y te hace pensar sobre todo lo que pasó...
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