jueves, 3 de diciembre de 2020

Vacunas para cobayas humanos


(AZprensa) El titular parece un poco exagerado, pero algo de razón hay en el fondo porque se ha acelerado tanto el proceso de investigación, desarrollo y comercialización de las vacunas contra el coronavirus que son muchos los interrogantes que sólo se irán desvelando conforme pasen los meses y aparezcan o no aparezcan efectos secundarios, muestren una estimable efectividad o se comporten de manera ineficaz o errática.
 
En comparación con los procesos que llevan a la aprobación y comercialización de otras vacunas o medicamentos, las del coronavirus serían el equivalente a coche de Fórmula 1 comparado con un pequeño utilitario.
 
El Dr. Juan Gérvas, del Equipo CESCA (Madrid, España), ha enumerado algunas de las cosas (importantes todas ellas) que desconocemos de estas vacunas, por ejemplo:
-          ¿Cuál es su efecto sobre los ancianos?
-          ¿Cuál es su efecto sobre los enfermos crónicos (diabetes, enfermedad cardíaca, EPOC, cáncer, enfermedades inmunológicas, con medicación antipsicótica, etc.)?
-          ¿Cuál es su efecto en embarazadas?
-          ¿Cuál es su efecto en niños?
-          ¿Cuál es su efecto sobre la transmisión del virus?
-          ¿Cuáles son sus efectos secundarios a largo plazo?
-          ¿Cuál es su efecto en personas que hayan pasado el Covid-19 con o sin síntomas?
-          ¿Qué efecto tiene sobre la transmisión del virus?
-          ¿Cuánto dura su efecto?
-          ¿Cuánto reduce la necesidad de atención en UCIs?
-          ¿Cuánto reduce la mortalidad?
 
Y muchos más interrogantes que abarcan desde la forma en que se han realizado los ensayos clínicos (que sigue siendo opaca), la composición de las mismas, el precio real que se va a pagar por ellas, etc.
 
Ya veremos si luego comienzan a rasgarse las vestiduras y a escandalizarse cuando surja algún efecto secundario (como sucedió cuando apareció alguno durante los ensayos, aunque finalmente no se encontró relación directa con la vacuna) y no digamos si alguna persona muere por dicha causa. Porque lo que nunca se explica a la población es que en terapéutica no hay nada seguro y todo consiste en buscar el equilibrio en el balance riesgo/beneficio. Sin embargo, al igual que se considera que todos debemos ser inmortales (por eso casi nunca dicen la edad media de los fallecidos, que con frecuencia supera los 80 años) también se considera que nunca nadie debe morir a causa de un tratamiento. Comentaba el otro día una doctora cómo su padre le advirtió de lo ingrato de la profesión de ser médico: “Si el paciente se salva, habrá sido gracias a Dios; pero si muere, habrá sido por tu culpa”, le dijo.
 
Para quien desee profundizar más sobre este tema y conocer la bibliografía en que se apoya el doctor que ha enumerado todas las incógnitas en torno a esta vacuna, adjuntamos el enlace del artículo que publicó en “Acta Sanitaria”:
https://www.actasanitaria.com/lo-que-no-sabemos-sobre-la-vacuna-de-la-covid19-a-1-de-diciembre-de-2020/



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