(AZprensa) Informábamos ayer de la adjudicación de un
coche de empresa a los empleados como una forma de retribución y motivación y
nos centrábamos en un ejemplo concreto. Destacábamos, por ejemplo, el alto
valor del coche asignado, la posibilidad de que el empleado eligiese marca y
modelo así como todos los extras que quisiese hasta el límite de dinero fijado,
destacábamos igualmente que a muchos de ellos se les daba dinero para gasolina,
que la empresa corría con todos los gastos de seguro, etc., y que ese coche
sólo se utilizaba para uso personal porque los desplazamientos para gestiones
laborales se hacían en taxi, tren o avión… e incluso que si alguna vez debían
usar el coche para acudir a alguna reunión de empresa, se les pagaba en ese
caso el kilometraje. Era pues la adjudicación a los empleados de un coche, con todos
los gastos pagados, para uso exclusivo personal.
Ahora surge la pregunta: los empleados que acudían a la
oficina con este coche ¿dónde lo aparcaban? Pues en este caso, todos los
empleados que tenían coche de empresa, tenían plaza de aparcamiento en el
edificio de oficinas. Las plazas no estaban asignadas de forma individual sino
que había una zona reservada a la compañía y en esa zona aparcaba cada uno
según llegase. No había plazas de parking para los directores y otras distintas
para los empleados; todas eran iguales y el que primero llegase cogía la que le
apeteciese. El único privilegio para los puestos directivos más altos era que
conforme se subía en el escalafón, el coche era de una gama más alta. Sólo eso.
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel”, de Vicente Fisac. Disponible en Amazon, en ediciones digital e impresa: https://amzn.to/3lkv5h8
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel”, de Vicente Fisac. Disponible en Amazon, en ediciones digital e impresa: https://amzn.to/3lkv5h8
No hay comentarios:
Publicar un comentario