(AZprensa) Muchas empresas acostumbran por estas fechas a regalar
una cesta de Navidad a sus empleados, un gesto que contribuye a la motivación
de los mismos y ya se sabe que unos empelados motivados rinden más. Por
consiguiente, todo cuanto la empresa pueda hacer por motivar a sus empleados no
debe considerarse como un “gasto” sino como una “inversión”.
Hay, sin embargo, algunos detractores de esta tradición, los cuales nunca están satisfechos con los artículos que se han incluido en la cesta y preferirían que en vez de eso les diesen el dinero que cuesta para comprar ellos mismos los artículos que quisieses o simplemente gastarse ese dinero en lo que más les apeteciese.
Curiosamente, este debate surgió una vez en un laboratorio farmacéutico y la cosa se sometió –sorprendentemente y democráticamente- a una consulta popular con carácter vinculante. Se pidió, pues, a los empleados que votasen por la opción de su preferencia: recibir la cesta o recibir el dinero. Pero… cuando algo se somete a votación hay que explicar siempre los pros y los contras, y en este caso así se hizo.
La directora del Departamento Financiero explicó que si, por ejemplo, la cesta costaba 100 euros, a cada empleado le llegaría una cesta con artículos por valor de 100 euros. Sin embargo, si optaban por recibir el dinero, la empresa lógicamente seguiría gastando los 100 euros pero al empelado sólo le llegarían unos 80 euros ya que ese pago exigía una retención fiscal por parte de Hacienda.
Así las cosas, y para satisfacer la curiosidad del lector, el resultado final de la votación arrojó una aplastante mayoría de quienes preferían seguir recibiendo la tradicional cesta de Navidad.
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