lunes, 28 de febrero de 2022

El Periodismo engaña más que la Publicidad

(AZprensa) 
A simple vista parece que la Publicidad miente para que compremos los productos que anuncia, o al menos exagera sus bondades para conseguir su objetivo; en cambio, a simple vista, parece que el periodismo se ciñe a la verdad de los hechos y le damos toda la credibilidad del mundo, pero… ¿es esto cierto? No nos dejemos engañar por las apariencias…

Jamás se me hubiera ocurrido escribir un artículo como este ni escribir un titular como el que acabas de leer. Hasta hace muy pocos años el Periodismo era una profesión respetable, los periodistas eran buscadores incansables de la noticia pero también de la verdad, el periodismo –más allá de una tendencia declarada hacia un partido político y un trato amable hacia sus grandes anunciantes- buscaba la objetividad en sus informaciones y lo mismo que un día elogiaba a unos protagonistas (del signo y sector que fuesen) por algo que merecía tales elogios, al cabo de unos días no dudaba en criticarlos si eran merecedores de ello.
 
¿Qué ha pasado estos últimos años? ¿Cómo han podido venderse los medios de comunicación a los intereses políticos? Los ciudadanos ya son lo que menos importa, el contenido de las informaciones a quien tiene que gustar es a los editores y a los poderes políticos y económicos que sustentan a los medios. La objetividad, la imparcialidad, la honestidad… son palabras que ya no existen en periodismo (ahora ya paso a escribirlo con minúscula).
 
Por eso vemos cómo los medios de comunicación sólo hablan de lo que interesa a los grandes partidos políticos, apoyan todas sus iniciativas (sean lógicas o no) y justifican una y otra vez a los políticos aun cuando cada medio sea más proclive a apoyar a un partido o a otro, pero al fin de cuentas, los medios han aceptado ser la correa de transmisión del globalismo que los grandes partidos políticos nos intentan imponer.
 
Y es que los medios de comunicación, como cualquier empresa con aspiraciones de crecimiento profesional, aspiraban a ganar en relevancia social, a ganar audiencia y ser un referente informativo. Por eso buscaban concesiones que les permitiesen abrir nuevas cadenas de televisión o nuevas emisoras de radio, y buscaban la publicidad cada día más abundante de los partidos políticos que cada pocos meses se metían en campañas publicitarias ya fuesen municipales, autonómicas, nacionales o europeas. Todo eso tenía un precio: agachar la cabeza y someterse al dictado del poder, el político y ese otro que no se ve pero está detrás (el económico). Y los medios de comunicación se bajaron los pantalones y tragaron con todo. Se fortaleció la llamada “línea editorial” que no es otra cosa que escribir sólo lo que quiera el editor, y el periodista que se salga de eso ya sabe dónde está la puerta de salida (y no están los tiempos como para ponerse a buscar trabajo).
 
Decía en el titular que el periodismo actual engaña más que la Publicidad (ahora sigo escribiendo periodismo con minúscula mientras que la Publicidad la mantengo con mayúscula) porque antes el periodismo tenía credibilidad y ahora sólo es un medio de manipulación al servicio del globalismo. Por el contrario, la Publicidad no tiene doble cara, siempre ha ido con la verdad por delante, todo el mundo sabe que la Publicidad intenta venderte algo y el público ya lo sabe y lo distingue. Por el contrario el actual periodismo aparenta ser “informativo” pero no es otra cosa que “manipulación” y está consiguiendo engañar a millones de ciudadanos.
 
Hubo, no obstante, un atisbo de esperanza. Gracias a las redes sociales, millones de personas se han convertido en periodistas y empezaba a ser más fácil encontrar la verdad en esas redes sociales que en los propios medios de comunicación… pero quienes gobiernan el mundo han actuado rápido y muy pronto la censura ha invadido también las redes sociales amordazando a los ciudadanos disidentes para que sólo haya una verdad (lo que diga el Gobierno) y sólo haya un pensamiento (el globalismo de la Agenda 2030 que ya sin vergüenza intentan imponer).
 
Tienen tanta desfachatez que ya no se esconden. Los del club Bildelberg, Foro Económico Mundial, Banco Central Europeo, Organización Mundial de la Salud, Foro Davos, Fundación Bill Gates, etc., se ríen de todos nosotros y nos restriegan por la cara el futuro que nos espera: “No tendrás nada y serás feliz”. Porque todo se lo quedan ellos. Así de claro.
 

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1 comentario:

Yago dijo...

Me encanta tu artículo y comparto estas ideas plenamente ahora estoy buscando un nuevo proyecto en el que colaborar como periodista. Un saludo