(AZprensa) Un poeta que no vive
de sus poemas (en realidad son una excepción aquellos poetas que pueden
hacerlo) sino de su trabajo como periodista, y deja la poesía como hobby, puede
pasar meses e incluso años sin escribir un solo poema. Después, de improviso,
una voz interior le llama y guía su mano para volver a escribir. Eso me sucedió
entre los libros “Resurrección” y “Algo así”, y esos poemas sueltos que fueron surgiendo
de la nada, como prueba palpable de que el poeta no había muerto, los recogí en
un libro titulado “Momentos de lucidez”, en alusión –precisamente- a aquellos
momentos esporádicos en que mi inspiración poética hizo acto de presencia.
Este breve poema que titulé “Mirar
hacia dentro” es un buen ejemplo de ello:
MIRAR HACIA DENTRO
Me quedé solo y sin
luz,
en silencio y sin
aliento;
sólo pude mirar
- por hacer algo -
hacia dentro...
y no encontré más
respuesta
que mi propio
pensamiento.
(Vicente Fisac, "Momentos de lucidez")
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