viernes, 22 de diciembre de 2017

Mirar hacia dentro

(AZprensa) Un poeta que no vive de sus poemas (en realidad son una excepción aquellos poetas que pueden hacerlo) sino de su trabajo como periodista, y deja la poesía como hobby, puede pasar meses e incluso años sin escribir un solo poema. Después, de improviso, una voz interior le llama y guía su mano para volver a escribir. Eso me sucedió entre los libros “Resurrección” y “Algo así”, y esos poemas sueltos que fueron surgiendo de la nada, como prueba palpable de que el poeta no había muerto, los recogí en un libro titulado “Momentos de lucidez”, en alusión –precisamente- a aquellos momentos esporádicos en que mi inspiración poética hizo acto de presencia.

Este breve poema que titulé “Mirar hacia dentro” es un buen ejemplo de ello:

MIRAR HACIA DENTRO

Me quedé solo y sin luz,
en silencio y sin aliento;
sólo pude mirar
- por hacer algo -
hacia dentro...
y no encontré más respuesta

que mi propio pensamiento.

(Vicente Fisac, "Momentos de lucidez")

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