(AZprensa)
La dieta mediterránea podría reducir el riesgo de padecer cáncer gástrico, el
tercer tumor con mayor mortalidad en el mundo por su baja tasa de supervivencia
tras el diagnóstico, según ha evidenciado una investigación llevada a cabo por
el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública
(CIBERESP) y el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos
III.
En
esta investigación se ha explorado la relación entre el riesgo de tener un
adenocarcinoma gástrico y tres patrones de dieta que caracterizan los hábitos
alimentarios de la población española. Por un lado, el patrón Occidental (alto
consumo de productos lácteos grasos,
granos refinados, carne procesada, bebidas azucaradas, dulces, comida preparada
y salsas); por otro lado, el patrón Prudente, característico de personas que
parecen estar preocupadas por su peso y consumen productos lácteos bajos en
grasas, granos integrales, frutas, verduras y zumos; y finalmente, el de los
individuos que siguen un patrón Mediterráneo, que presentan también un elevado
consumo de frutas y verduras, pero añaden a su dieta pescado, patatas hervidas,
legumbres y aceite de oliva y prefieren consumir las frutas enteras en lugar de
ingerirlas en zumos.
Los
participantes del estudio MCC-Spain con una alta adherencia al patrón de dieta
Occidental mostraron el doble de riesgo de desarrollar un adenocarcinoma de
estómago que los individuos con una baja adherencia a esta dieta. Por otro
lado, una alta adherencia al patrón de dieta Prudente, no se asoció con el
riesgo de este tumor; mientras que los participantes con adherencias altas al
patrón Mediterráneo presentaron la mitad de riesgo de desarrollar un tumor
maligno de estómago que aquellos con adherencias bajas.
Según
apunta Adela Castelló, “Este último resultado es especialmente importante
puesto que indica que para prevenir el cáncer gástrico no es suficiente con
consumir una gran cantidad de frutas y verduras sino que además hay que añadir
a la dieta productos ricos en grasas saludables como el pescado o el aceite de
oliva y otros productos típicos de la dieta mediterránea como las legumbres”.
Los
resultados de este estudio confirman la necesidad de transmitir a la población
que se debe reducir el consumo de los alimentos propios de patrón Occidental y
aumentar la ingesta de alimentos característicos del patrón Mediterráneo. Según
la Dra. Castelló, “moderar el consumo de lácteos grasos, granos refinados (pan,
pasta y arroz blancos), carnes procesadas (embutidos, hamburguesas, salchichas,
etc.), refrescos azucarados, zumos, dulces, comida preparada y salsas, en favor
de una dieta con una alta presencia de frutas enteras, verduras, legumbres,
pescado y aceite de oliva, podría reducir el riesgo de padecer cáncer de
estómago a la mitad”.
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