(AZprensa) En nuestra página literaria de hoy abordaremos ese torrente de sensaciones con que se inunda el alma tras la separación después de un feliz tiempo compartido. ¡Cuántas sensaciones asaltan al poeta cuando su amada parte de viaje y se
aleja! Montañas de recuerdos, nostalgia de un pasado tan cercano que casi puede
tocarse con los dedos…! Pero dejemos que sea este poema el que exprese mejor todo cuanto se siente en tal momento:
CAMINO
DE REGRESO
Tu
camino de regreso ha sido largo,
como
lo fue nuestra vida hasta encontrarnos.
Llegarás
cansada y cargada de emociones,
con
el peso de los días cerrándote los ojos.
Caerás
rendida por el peso del camino recorrido,
buscando
la puerta de tus sueños
para
volar libre –como siempre- por tu cielo.
Ese
cielo que se expande cuando miras
y
baña de ternura y fantasía
las
playas de mi mente.
Son
las olas que van (y vienen),
es
tu canción, alegre siempre,
resonando
en mis oídos,
música
ahogando mis gemidos,
galopando
por mis venas,
resoplando
en los latidos
que
cada imagen tuya renueva
en
un ciclo interminable
de
arrullarme los sentidos
en
eterna primavera.
Siempre
es tu mar...
Siempre
es tu mar el que me baña,
y
tu brisa quien me seca.
Es
tu olor el perfume de dos almas
que
no saben bien qué hacer,
perdidas
en mitad de esa distancia, tan inmensa...
Aún
por el camino, a punto de llegar,
sigues
durmiendo.
Y
mientras duermes...
me
alimento de tus sueños.
(Vicente Fisac, “Algo así”)
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