(AZprensa) Esta es una buena pregunta: “¿Por qué no hemos vuelto a la Luna?”. Y es que han pasado más de 50 años desde en 1969 se pisara la Luna por primera vez con el Apolo 11 y más de 47 años desde que en 1972 se pisara la Luna por última vez con el Apolo 17. Efectivamente sorprende que en tantos años, y con todo lo que se ha avanzado en la ingeniería aeroespacial, no hayamos vuelto a la Luna; pero la razón es mucho más vulgar de lo que nos hubiera gustado imaginar: falta de presupuesto. Los viajes a la Luna fueron posibles porque el Gobierno de Estados Unidos destinó a la NASA, por motivos políticos y con el respaldo unánime de la opinión pública, unos presupuestos estratosféricos. Tres años después, con siete misiones más (de las cuales seis se culminaron con éxito y sólo una –el Apolo 13- no pudo alunizar aunque se consiguió traer vivos a los astronautas), la supremacía de Estados Unidos había quedado más que demostrada, la Guerra Fría ya era cosa del pasado, y la opinión pública apenas si prestaba atención a estas hazañas que habían pasado a ser rutinarias, estando mucho más preocupada por asuntos materiales más cercanos (el empleo, la asistencia social, la calidad de vida de los ciudadanos, etc.). En definitiva, había que recortar drásticamente aquellos presupuestos destinados a la NASA y dedicar el dinero a cosas que incidieran directamente en el bienestar de los ciudadanos. Si hoy día quisiésemos ir de nuevo a la Luna, harían falta unos presupuestos que la población no estaría dispuesta a asumir, ya que hay otras necesidades materiales de la población que requieren atención inmediata. Por esta misma razón el tan ansiado viaje a Marte (el cual sí que despierta más interés entre el público) se sigue demorando e incluso ya anuncian que primero irán algunas misiones tripuladas sólo por robots para ir preparando el terreno y acondicionando el lugar para cuando más adelante lleguen los primeros humanos... lo cual significa seguir alargando el plazo y optar por soluciones menos costosas y de menor riesgo.
La Luna ha quedado como un sueño que se alcanzó una vez y que ahora ya no sirve para nada, no ilusiona, porque la gente prefiere mejorar su calidad de vida antes que darse el capricho de ver realizado un simple sueño.
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