(AZprensa)
Nunca, en la larga historia de nuestro viejo planeta, el medio ambiente ha
dependido tanto del hombre como en la actualidad. La tecnología moderna ha
permitido el acceso de millones de personas a una mejor calidad de vida. Sin
embargo, un mal uso de los avances técnicos puede afectar negativamente a la
naturaleza.
Hoy
en día, la sociedad exige un mayor respeto al medio ambiente a la hora de
aplicar los avances tecnológicos, ya que es más consciente de la importancia
que ello tiene para la salud humana y para el futuro del planeta.
En
la tecnología agrícola moderna, los productos químicos juegan un papel
esencial. Los productos fitosanitarios protegen los cultivos del ataque de
insectos, malas hierbas y enfermedades. Se estima que el uso combinado de
abonos y productos fitosanitarios permite aumentar el volumen de las cosechas
en un 40 por ciento.
Con
objeto de que estos productos no entrañen riesgo para la salud y el medio
ambiente, las empresas fabricantes llevan a cabo extensos estudios antes de la
comercialización de los mismos. Cada que se introduce en el mercado va
precedido de estudios de investigación que pueden durar entre cinco y diez
años, con un coste de varios miles de millones de euros. Una tercera parte de este
coste se destina a investigación sobre toxicología y medio ambiente. Sólo
cuando los resultados de estos estudios satisfacen completamente todos los
requisitos exigidos por los ministerios de Sanidad y Agricultura, es autorizada
la comercialización del nuevo producto.
Pero
eso sí, una vez que el producto se encuentra en el mercado, es necesario que el
mismo se use siguiendo unas buenas prácticas de aplicación, evitándose así posibles
efectos adversos sobre el ser humano y sobre el medio ambiente.
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