(AZprensa) La Inteligencia Artificial (IA) sigue
avanzando a pasos agigantados y el público ya se ha familiarizado con ellas
gracias a las películas de ciencia ficción, pero ese temor de que algún día las
máquinas puedan rebelarse contra los humanos hay que descartarlo por una
sencilla razón: “Por muchos avances que se den, las máquinas nunca se van a
rebelar contra las personas, porque no tienen intencionalidad ni conciencia”.
Quien así habla es Ramón López de Mántaras, director del Instituto de
Investigación en Inteligencia Artificial del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC).
Para explicarlo de una forma sencilla, nos dice que
“podemos encontrarnos con la siguiente paradoja: un ordenador programado para
jugar al ajedrez al más alto nivel puede al mismo tiempo ser incapaz de jugar a
las damas, algo a priori mucho más sencillo. Esto se debe a que las
inteligencias artificiales que se han desarrollado solo realizan tareas muy
específicas y contextualizadas. La inteligencia humana, sin embargo, es
versátil y general. El gran problema para pasar de esta inteligencia super
específica a otra más general es cómo dotar de conocimientos genéricos sobre el
mundo, esto es, de sentido común –algo que a su vez es fruto de la
experiencia–, a una máquina”. Por consiguiente hay que disipar esos temores, ya
que las máquinas carecen de sentido común, un conocimiento que nace de nuestras
vivencias y experiencias, las cuales son resultado a su vez de una interacción
constante con el entorno.
Así que sobre el mito de una posible rebelión de las
máquinas contra los humanos, hay que señalar que eso queda muy bien para las
películas y novelas de ciencia ficción, pero la realidad es que las máquinas no
van a despertarse por sí mismas un día y decir, “venga, vamos a dominar el
mundo”, porque no tienen intencionalidad ni conciencia. “Por mucho que aprendan
a hacer cosas extraordinarias, por mucho que las programemos para ello, no
podrán hacer eso. Es cierto que a veces incluso un programador se sorprende
ante lo que pueden llegar a aprender, pero eso no significa que puedan aprender
a ser malas o a tener intenciones de rebelarse contra las personas. Estas ideas
hay que dejarlas para la ciencia ficción”, añade este experto.
Y un ejemplo bien claro lo tenemos en su falta de
creatividad, de romper las reglas establecidas y crear algo totalmente nuevo,
una cualidad específica del ser humano. “Las máquinas ya crean diseños
impresionantes y, hasta cierto punto, algunas están demostrando una gran
creatividad. Pero, de nuevo, no tienen ninguna intención de ser creativas, ni
aprecian lo que han creado, ni son conscientes de ello”.
Lo que sí harán las máquinas es compartir cada vez más
el entorno laboral con los humanos –algo que ya estamos viendo- y cambiar el
mundo laboral que conocíamos, pero esto… ya es otra historia.
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