(AZprensa) Es obvio
que el mejor fármaco es ineficaz si no se toma, y que si el paciente no cumple
de forma correcta con el tratamiento, no se van a conseguir los objetivos
previstos e, incluso pueden aparecer efectos indeseables.
El incumplimiento de
las terapias trae consigo una pérdida de la eficacia y la efectividad de las
medidas prescritas, además de una reducción importante de la eficacia
sanitaria. Por ello resulta fundamental conocer y valorar la importancia y
magnitud del incumplimiento y desarrollar una estrategia para modificar el
comportamiento de los pacientes incumplidores.
Ante cualquier
paciente en el que no se consiga la mejoría esperada, lo primero que se debe
hacer es averiguar si el paciente ha seguido correctamente el tratamiento,
antes de instaurar cualquier otra medida. Precisamente en enfermedades crónicas
como la hipertensión, diabetes, dislipemias, etc., muy frecuentes en Atención
Primaria y que cuentan con tratamientos eficaces, muchas veces no se alcanza un
buen control de la enfermedad.
Por ejemplo, y según coinciden
en señalar muchos estudios, más de la mitad de los pacientes hipertensos
diagnosticados abandonan el tratamiento en el primer año, y de los que
continúan, sólo dos tercios cumplen con la medicación prescrita, tal como se
les indicó.
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