(AZprensa)
Rendimos hoy en “AZprensa” un homenaje al profesor José maría Suñé, una
personalidad académica y magistral, que con sus servicios ha contribuido
ampliamente al desarrollo de la carrera de farmacia, a la farmacia como
servicio social, y que ha proporcionado muchos beneficios generales a todos los
españoles. Reproducimos a tal fina el artículo escrito por alguien que lo
conoció bien, el profesor José Luis Alloza:
“El
profesor Suñé cuenta con un currículo extraordinario, nació en Mollet del
Vallés (Barcelona) el 5 de mayo de 1928 y desde su infancia fue una persona
vital, energética y muy trabajadora, que le condujo a un ascenso universitario
cargado de méritos.
Debemos
de consignar aquí algún detalle de su historial universitario, cuando en 1959
siendo catedrático de farmacia galénica planificó el Museo de la Historia de la
Farmacia en la Facultad de Farmacia de Granada. Fue el 2008 el año en el que se
culminó el Museo. No llegan a ocupar en una mano los museos de Farmacia en
nuestro País. Este museo lleva su nombre, y por tanto, esta impronta no dejará
en el olvido, ni pasará inadvertido el nombre de tan encomiable hombre y
Maestro. En 1971 consigue la cátedra de
Historia de la Farmacia y Legislación Farmacéutica en la Facultad de Farmacia
de Barcelona, y en 1974 adquiere la posición de Jefe de Servicio de Farmacia
del Hospital del Valle Hebrón de Barcelona. En 1977 fue nombrado académico
numerario por la Real Academia de Farmacia de Barcelona.
Me
gustaría conmemorar muchas cosas con el Prof. Suñé, de las experiencias
personales, y las particulares del Hospital del Valle Hebrón de Barcelona.
Cuando comencé mis actividades clínicas en dicho hospital tuve la suerte de
encontrar a un gran maestro, y sobre todo a un tutor. Por ello deseo hacer más
énfasis en lo humano, que es lo que prevalece con más intensidad en mi
recuerdo. Posiblemente sea ésta una faceta menos accesible a tantos ilustres
farmacéuticos que han tenido para él palabras de encomio por sus innumerables
méritos científicos.
El
profesor Suñé tenía gran brillantez en sus exposiciones, distinguibles por su
gran profundidad, un hombre de ciencia muy bien organizado y sistemático; con
altitud de miras, pero siempre a tu disposición y alcance. Lo que hacía tenía
una gran dosis de humildad. Y era una pieza clave en nuestra sanidad porque
trabajaba mucho, era erudito, un gran experto en la Farmacia española, y
además, visionario. Con él se ejercitaba la inteligencia, siempre había un
análisis sistemático de la situación, podías ver los pros y los contras, y
sobre todo, podías aprender mucho de su ideario.
El
profesor Suñé hizo escuela en su propio desarrollo académico, con muchos
discípulos. Este gran mérito es envidiable y que personalmente echo en falta en
mi experiencia, que me ha acarreado con tanta ida y venida (países, conjeturas,
universidad) para ser farmacólogo clínico en España, por ser discípulo de Louis
Lasagna M.D., Sc.D. Efectivamente, yo también me considero uno de sus discípulos,
pues mi relación con el Prof. Suñé resultó corta pero intensa, casi limitada a
mi pertenencia del Hospital, pero sin dejar nuestra relación a pesar de los
avatares en las respectivas vidas profesionales que nos distanciaron. De
estudios realizados con su apoyo en el Hospital partieron varias publicaciones
científicas.
El
Hospital del Valle Hebrón fue un caldo de cultivo para las nuevas generaciones
de farmacéuticos que deseaban una formación en la farmacia hospitalaria del
Prof. Suñé. Además de cambios estratégicos para optimizar su funcionamiento
había una actividad educativa, seminarios terapéuticos, que daban acogida a
muchos farmacéuticos de dentro y de afuera del hospital. Recuerdo esos momentos
de compañerismo donde se debatían temas de la actualidad terapéutica. El papel
de la farmacia de hospital del Prof. Suñé era clave en el Comité de Farmacia
del Hospital donde convenían los intereses de eficiencia de las 3.000 camas, en
un hospital de alto nivel y especializado. En dicho comité fui incluido a
participar, por la influencia que pudiera ejercer un farmacólogo clínico, un
honor personal ante distinguidos compañeros de Departamentos y Servicios; duró
hasta 1983, donde por decisiones de la Generalitat tuve que declinar.
Consecuentemente dejó un mal recuerdo en todos los miembros del comité, porque
además tuve que emigrar a Basilea (Suiza).
Aquellos momentos tienen una semblanza con la actualidad político-social
de Cataluña.
Siempre
que pude recurrí a mi Tutor, profesor Suñé, quien hizo mucho por mí. Con gran
acierto me apoyo en mis decisiones, como si fueran recomendaciones que un padre
da a su hijo. Un hombre cargado de valores, y muy generoso con los suyos. Por
cuanto aporta toda su trayectoria como persona, fue un hombre de honor y de
palabra. Por eso quiero dejar patente mi reconocimiento y agradecimiento, que
si siempre con gran respeto se lo expresé. Ahora, una vez más, lo quiero
reivindicar con estas palabras.
Así
pues, conjuntamente con el Servicio de Farmacia del Profesor Suñé, realizamos
pequeñas conferencias en el hospital, donde concurrían expertos americanos de
distintas universidades estadounidenses. Posteriormente, tuve la suerte de que
el profesor Suñé escribiera un capítulo de mi libro “Clinical and Social
Pharmacology. Postmarketing Period” (Editorial Aulendorf, Alemania, 1985),
donde hizo una brillante exposición de “Hospital Pharmacy in Spain” del
momento.
Cuando
ya estaba en Madrid tuve la oportunidad de desarrollar los “Encuentros” en el
Iltre. Colegio Oficial de Médicos de Madrid. Los Encuentros fueron el foro de
la “farmacología social” donde se integraron todos los colegios oficiales de
los sanitarios (farmacéuticos, veterinarios, enfermería, odontólogos, medicina,
e instituciones). Pues bien, cuando estaba asentado en la Universidad de
Alcalá, el profesor Suñé intervino en el III Encuentro Médico-Farmacéutico
Internacional, noviembre 1995 (“La comunicación en la atención sanitaria:
Información terapéutica”) y de mucho agradecer.
Que
mis letras sirvan para recoger el reconocimiento de todos los sanitarios a esta
personalidad, ya que desde 1977 que he tenido el privilegio de haber conocido a
un gran hombre, y haber compartido años de relación personal de forma leal en
lo profesional y humano. En resumen, un hombre de ciencia, de convicciones
profundas, muy querido y respetado. Siempre estará en mi recuerdo. Descanse en
paz”.
Prof. Dr. José-Luis Alloza y
Gascón-Molins
Médico Colegiado en el Iltre.
Colegio Oficial de Médicos de Madrid
Farmacólogo Clínico, Dermatólogo,
Medicina del Trabajo.
Medicina Preventiva y Salud
Pública. Departamento de Ciencias Biomédicas
Facultad de Medicina y Ciencias
de la Salud, Universidad de Alcalá de Henares, Madrid.
1 comentario:
Doy fé...lo tuve como profesor
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