viernes, 14 de marzo de 2014

¿Cómo puede sobrevivir una farmacia?

(AZprensa) La supervivencia de una farmacia es para muchos una labor titánica, de auténticos héroes. Tradicionalmente, su principal fuente de ingresos provenía de la dispensación de medicamentos financiados por la sanidad pública pero en los últimos años, las sucesivas bajadas de precio de los mismos, la irrupción y actual dominio de los genéricos, las medidas de copago que hacen desistir de la compra del medicamento a muchos pacientes, etc., han hecho descender no sólo el volumen de unidades de venta sino también –y de forma mucho más acentuada- el volumen de facturación. Pero por si esto no fuera poco, ese principal comprador que es la sanidad pública se demora constantemente en los pagos, de tal forma que el farmacéutico tiene que adelantar su propio dinero e incluso hipotecar sus propiedades para poder seguir pagando al mayorista por los medicamentos que está obligado a vender a pesar que quien se lo exige (la Administración sanitaria) se los paga tarde y mal. No es broma; son muchas las farmacias que han tenido que cerrar y muchas las que han tenido que hipotecarse o pedir créditos para poder seguir vendiendo medicamentos de los que no sabe cuándo se los pagarán. Y por supuesto, la Administración sanitaria se hace la loca cuando le recuerdan que si han tenido que pedir créditos por su culpa pues que cargue con el pago de los intereses; y evidentemente ha tenido que ser el propio farmacéutico quien ha tenido que pagarlos.

Ante tan negro panorama, Enrique Ordieres (en la imagen), presidente de laboratorios Cinfa, ha ofrecido algunos apuntes para la esperanza. En su intervención en “Farma Forum” ha recordado que antes la farmacia sólo tenía una función logística (dispensación de medicamentos) y vivía en una situación estable (mayoría de sus ingresos provenientes de la sanidad pública, crecimientos anuales de las ventas, márgenes estables, etc. Todo eso acabó a partir de un punto de inflexión que fija en el decreto RDL 05/2000 y prueba de ello es que el gasto en medicamentos con receta en 2013 ha sido igual al que se obtuvo en 2003.

De cara al futuro declaró que “la Farmacia ha de pasar de ser un punto de venta de productos para la enfermedad, a un punto de venta de productos para la salud”. Ordieres puso en valor el hecho de que “la Farmacia es el punto sanitario más accesible al ciudadano” y esto le permite ofertar muchos otros productos y servicios: atención farmacéutica, seguimiento, prevención y cribado de enfermedades, investigación, venta de productos para la salud y medicamentos OTC y no financiados, etc. Esa diversificación hará posible que la dependencia de la sanidad pública se reduzca y en consecuencia mejore su tesorería.

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