Entre los cinco y seis años de edad, todo niño debería controlar
fisiológicamente sus esfínteres y dejar de mojar la cama por las noches, por
eso, es a partir de ese momento, cuando se considera que el niño sufre
enuresis. Retraimiento social, baja autoestima, vergüenza, bajo rendimiento
escolar, pesadillas o ansiedad, son algunas de las consecuencias de esta
patología, por eso los especialistas insisten en la importancia del abordaje
temprano de la enuresis, a fin de prevenir posteriores alteraciones
psicológicas.
Para los expertos la falta de información de los padres y de sensibilidad hacia el problema revelan la imperiosa necesidad de concienciarles sobre la importancia y consecuencias de este desarreglo pues, en muchas ocasiones, se mantiene oculto sin diagnosticar, porque los padres, las propias familias, lo consideran un tema tabú, y le quitan importancia al pensar que se solucionará con la edad, sin tener en cuenta que se trata de un problema de salud con importantes implicaciones en la vida del niño.
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