(AZprensa) Hoy en día los datos apuntan a que los pólenes son
responsables del 34 por ciento de los casos de asma en consultas españolas de
alergología, y aunque se trata de un problema generalmente benigno, el 80 por
ciento tiene sensación subjetiva de enfermedad, el 60 por ciento piensa que
altera su estilo de vida, y el 7 por ciento precisa, al menos, una baja
laboral.
Se sabe también que un polen de gramíneas puede
fragmentarse, por presión osmótica, en cientos de gránulos cuando cae en una
superficie húmeda o tras la lluvia. De ahí que el número de visitas a urgencias
aumente al día siguiente de una tormenta primaveral.
Una segunda fuente menos importante serían las hojas,
cortezas y brotes que, en el caso del abedul, liberan material alérgico antes
incluso de iniciarse la polinización. También se cree que al cortar el césped
el alérgeno atmosférico aumenta hasta ocho veces.
En nuestro país las gramíneas son responsables del 75 por
ciento de sensibilizaciones, el olivo del 45 por ciento y, en menor proporción,
los pólenes de maleza (parietaria, plántago, artemisa y chenopodium). Los
alérgenos de gramíneas son los que cuentan con más individuos sensibilizados en
cualquier región española, aunque en Levante están prácticamente iguales con
una variedad de polen de maleza que también es muy predominante en Murcia,
Cataluña y Baleares. El polen de olivo predomina en la zona sur, centro y
Aragón; las chenopodiáceas en Murcia y Comunidad Valenciana, y el plántago en
el norte y centro de España. No obstante, en cada región se solapan varios
tipos de polen, siendo frecuentes los pacientes polisensibilizados.
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