¿Qué sabemos de Venus? (2)
(AZprensa) Apenas hay fotografías de la superficie de
Venus, puesto que las nubes permanentes impiden fotografiarla, y hay que
recurrir al radar y a sofisticadas técnicas y análisis para hacerse una idea de
cómo debe ser la misma. Bueno, en realidad sí hay algunas fotos del suelo de
Venus, tomadas por una sonda rusa que logró posarse en la superficie del
planeta y enviarlas antes de sucumbir a sus insoportables condiciones
climáticas. Lo que mostraron fue un suelo rocoso, sin nada digno de destacar envuelto en una densa niebla de
color amarillento. Porque en Venus llueve, sí, pero no agua sino ácido
sulfúrico, el cual se evapora incluso antes de tocar el suelo debido a las
altísimas temperaturas. Y en Venus también hay viento, con unas velocidades de
350 Km./h. en las capas más altas de su atmósfera y algo más lentos según nos
vamos acercando al suelo.
Así las cosas, Venus queda descartado como planeta
habitable para nosotros... al menos por ahora, porque de lo que sí dispone es
de una capa de ozono, aunque esta sea entre cien y mil veces más fina que en la
Tierra, además de estar situada cuatro veces más alta que en nuestro planeta,
esto es, a unos 100 Km. de altitud. Ese ozono puede o no tener un origen
biológico, ya que según los expertos, para considerar que la vida sea la
productora de dicho ozono, su concentración tendría que ser igual o superior al
20% de la que tenemos en la Tierra y de momento, por lo que se sabe, está muy
lejos de ese porcentaje.
Su origen puede estar en que la luz solar rompe las
moléculas de dióxido de carbono y libera oxígeno, formándose así las partículas
de ozono (O3). Hasta ahora el ozono solo se había detectado en las atmósferas
de Marte y la Tierra. En nuestro planeta es un componente fundamental para la
vida ya que absorbe gran parte de los rayos ultravioletas dañinos procedentes
del Sol, protegiendo así a las especies que la pueblan.
Se piensa, precisamente, que la vida generó el ozono hace
unos 2.400 millones de años, cuando los primeros seres vivos comenzaron a
expulsar oxígeno a modo de residuo... millones de años después, la atmósfera de
la Tierra tuvo grandes cantidades de oxígeno que permitieron el nacimiento de
otras formas de vida de las que procedemos. Por este motivo, algunos científicos
sugieren que la presencia de dióxido de carbono, oxígeno y ozono es una pista
para investigar si existe algún tipo de vida en los planetas.
Bien, ya hemos visto que una visita humana a Venus no
resultaría demasiado confortable, lo cual no significa que deba descartarse
como punto de destino para futuros viajes interplanetarios, y esto es así
gracias a la técnica denominada “asistencia gravitatoria”, descubierta en la
década de los sesenta. Esta técnica permite a las naves espaciales aprovechar
la gravedad de otro planeta para ser
literalmente catapultadas hacia el exterior. Venus se convertiría, de este
modo, en algo así como un “planeta gasolinera”, un destino indirecto en donde
coger velocidad para poder ir a otros planetas; y esto es algo que ya se ha
hecho con algunas sondas que después han viajado hasta Mercurio e incluso
Júpiter, por ejemplo.
Lo que sí parece es que Venus pudo haber tenido un océano
de agua y condiciones aptas para algún tipo de vida hace dos mil millones de
años, según un estudio del Instituto Goddard de la NASA para estudios espacio
(GISS), publicado en la revista “Geophysical Research Letters”.
Un día en Venus equivale a 117 días terrestres, lo que
unido a su mayor proximidad al Sol (recibe de un 30 a un 40 por ciento más de
radiación solar que la Tierra) hace que
la evaporación sea mayor y se genere mayor cantidad de nubes que ejercen un
efecto invernadero, elevando la temperatura del planeta.
Los científicos siempre han teorizado que Venus se formó
a partir de ingredientes similares a los de la Tierra, pero siguió un camino
evolutivo diferente. Las moléculas de vapor de agua fueron descompuestas por la
radiación ultravioleta, y el hidrógeno se escapó al espacio. Sin agua en la
superficie, el dióxido de carbono se acumula en la atmósfera, lo que lleva a un
efecto invernadero capaz de crear las condiciones actuales.
"Muchas de las herramientas que utilizamos para
estudiar el cambio climático en la Tierra pueden ser utilizadas también para
estudiar el clima en otros planetas y hacer predicciones de cómo pudo ser en el
pasado o lo será en el futuro”, ha declarado el investigador del GISS,
añadiendo que “nuestros resultados muestran que Venus pudo haber sido un lugar
muy diferente de lo que es hoy".
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