(AZprensa) Cualquier noticia negativa sobre la industria farmacéutica ocupa inmediatamente destacados lugares en los medios de comunicación; sin embargo las noticias buenas pasan completamente desapercibidas. Y es que los laboratorios farmacéuticos no son ángeles, pero tan poco son demonios tal como aparenta ser la imagen que de ellos llega a la opinión pública.
Los laboratorios farmacéuticos simplemente son empresas comerciales que desarrollan su actividad en el ámbito de la salud y que utilizan su potencial no sólo para conseguir medicamentos que les reporten muchos beneficios (algo lógico en cualquier empresa comercial en la que sus accionistas arriesgan su dinero) sino que también prestan atención a cualquier proyecto que ayude a mejorar la salud o a salvar vidas.
Los laboratorios farmacéuticos simplemente son empresas comerciales que desarrollan su actividad en el ámbito de la salud y que utilizan su potencial no sólo para conseguir medicamentos que les reporten muchos beneficios (algo lógico en cualquier empresa comercial en la que sus accionistas arriesgan su dinero) sino que también prestan atención a cualquier proyecto que ayude a mejorar la salud o a salvar vidas.
Según los informes de la Federación Internacional del Medicamento (IFPMA), la industria farmacéutica está embarcada en un centenar de proyectos de investigación de nuevos tratamientos y vacunas contra las llamadas enfermedades tropicales desatendidas. Para ello colabora con universidades, ONGs y otras entidades públicas o privadas y entre esos proyectos se incluyen, por ejemplo, innovaciones en el tratamiento de enfermedades como el Dengue, la enfermedad de Chagas, la rabia, la enfermedad del sueño, la rabia, el tracoma o la filariasis linfática.
Por ponerlo en términos económicos, el compromiso de la industria farmacéutica en la lucha contra estas enfermedades se ha traducido en estos últimos diez años (de 2012 a 2022) en la donación de 14.000 millones de tratamientos para controlar y erradicar las diez enfermedades tropicales desatendidas de mayor prevalencia, responsables del 90 por ciento de la carga de morbimortalidad de estas patologías.
Asimismo, la industria también trabaja en el acceso libre a información sobre compuestos y moléculas patentadas para su uso en investigación, actividades formativas para investigadores o transferencias de tecnología, entre ellas diversos proyectos cuyo objetivo es la modernización de la infraestructura sanitaria de países en vías de desarrollo.
Por eso nos preguntamos ¿qué otros sectores empresariales hacen algo similar? ¿Por qué los medios de comunicación no se hacen eco de las cosas positivas que hace la industria farmacéutica y sólo se centran en lo negativo?
Por supuesto que hay que censurar la excesiva medicalización de la vida que proponen para vender más medicamentos, como también hay que criticar su permanente oscurantismo sin dar nunca la cara ante los medios de comunicación ni ante la opinión pública. Pero ello no debe ser impedimento para callarse y no informar de las cosas buenas que hace.
La gente suele tener una buena opinión de los médicos y de todos los profesionales sanitarios; también tienen una buena imagen de los medicamentos… y sin embargo se olvidan (porque ningún medio de comunicación lo destaca y porque los propios laboratorios son incapaces de gritarlo públicamente) que son los laboratorios farmacéuticos quienes arriesgan el dinero de sus accionistas para investigar, desarrollar y comercializar esos medicamentos que después salvan vidas y que mejoran nuestra calidad de vida.
La Comunicación es lo que peor hacen los laboratorios farmacéuticos.
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