(AZprensa) El próximo 21 de enero se van a celebrar en
Madrid varias manifestaciones en defensa de la libertad y en contra del
dictador Pedro Sánchez. De la necesidad de estas manifestaciones y de la
necesidad de un cambio político en España dan buen ejemplo las maniobras
realizadas por el Gobierno PSOE-Podemos para impedir estas manifestaciones.
Para los dictadores, como Pedro Sánchez, sólo se pueden celebrar las
manifestaciones que pida él que se hagan para enaltecer su figura y se gestión (nefasta
gestión, dicho sea de paso).
Para celebrar una manifestación hay que pedir permiso a
la Delegación del Gobierno. Así se hizo –en un primer intento- para esta
manifestación que iba a celebrarse el día 9 pero la respuesta de la Delegación
del Gobierno fue negativa porque se inventaron que hacían falta 30 días hábiles
y que por tanto estaba fuera de plazo.
Los convocantes volvieron a solicitarlo, pero ahora
atendiendo a esa nueva norma que se había inventado la Delegación de Gobierno,
fijando el día 21 de enero para su celebración. Y el Gobierno volvió a denegar
el permiso, alegando ahora que una persona (que no pertenece a ninguna
organización) había solicitado eso mismo un minuto antes y por consiguiente
tenía prioridad.
Afortunadamente, los convocantes reaccionaron rápidamente
cambiando el lugar de celebración, que en vez de la Plaza de Colón sería en la
plaza de Cibeles, dejando así sin argumento al Gobierno que no tuvo más remedio
que conceder la autorización.
El dictador Sánchez no ha podido prohibir esta
manifestación que reclamará la libertad y el fin de esta dictadura el próximo
21 de enero, a las 12 horas, en la plaza de Cibeles, de Madrid.
La manifestación no la convoca ningún partido político,
sino ciudadanos que ya están hartos de esta dictadura. Rosa Díez lo ha
expresado muy claramente: "Están borrachos de soberbia y creen que están
por encima de las leyes y que les va a salir todo gratis. El primer soberbio es
el jefe del Gobierno, por eso todos los secuaces quieren hacer méritos y se
comportan como él".
Y de cara a esta manifestación ha hecho un llamamiento a
la resistencia pero también a la acción: "Cada uno de nosotros podemos
hacer mucho más que lo que pensamos, como dice el dicho: ‘No desesperes, hasta
una piedrecita puede hacer variar el rumbo de la avalancha’".
Cuando la dignidad y el honor eran valores al alza. Una
novela histórica en la Grecia de hace 2.600 años.
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