Haloperidol, historia viva de la psiquiatría

(AZprensa) Si hay un fármaco que ha marcado una época en el campo de la psiquiatría, ese ha sido “Haloperidol” y a pesar de los años transcurridos desde su lanzamiento, se sigue utilizando actualmente y se incluye como producto de referencia en ensayos clínicos para compararlo con otros medicamentos más modernos. De hecho es tan famoso y tan de referencia, que su nombre comercial “Haloperidol” es el mismo nombre de su denominación genérica...

 
Allá por el año 1971, cuando empecé a trabajar en la industria farmacéutica, ya era un producto líder y muy pronto me familiaricé con él (no como paciente, claro, sino como responsable de su comunicación y publicidad). Leí mucho acerca de este producto, visité psiquiatras y sanatorios psiquiátricos, di cursos de formación sobre este producto a los Visitadores Médicos y preparé los folletos con los que debían persuadir a los médicos para que lo recetaran… Pero en este caso, no hacía falta, todos los psiquiatras adoraban este producto y lo recetaban.
 
Precisamente una de sus características que más valoraban era su forma de presentación: gotas incoloras, inodoras e insípidas, esto es, exactamente igual que el agua, lo cual permitía administrar el producto sin que el paciente se diese cuenta, ya que se podía añadir a su comida o bebida sin despertar sospechas.
 
Pero también había otra característica que me llamó la atención y que los psiquiatras valoraban mucho: La forma en que podían calcular la dosis exacta que requería cada paciente. Para ello, comenzaban con una dosis baja y poco a poco la iban subiendo hasta que aparecían movimientos extrapiramidales (temblores); a partir de ese momento bajaban un poco la dosis para que desaparecieran esos temblores y la mantenían así, vigilando para que no volviesen a aparecer.
 

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